Duelo anticipado | Por: Psic. Luis Oropeza
“Cuando muere un ser querido, sin duda también lo hace una parte de nosotros”.
¿Qué hacer si sabes que alguien importante para ti fallecerá? ¿Has escuchado o leído sobre sobre el duelo anticipado ante el posible fallecimiento de un ser querido? Conversemos un poco sobre esto.
Existe interminable información sobre el tema del duelo, sus tipos y, en especial, por la muerte de un ser querido, pero escasamente sobre lo que sucede en sus familiares y amigos antes de que esto ocurra.
¿Qué es un duelo anticipado ante el posible fallecimiento de un ser querido? Se define como aquel proceso psicológico que debemos enfrentar cuando sabemos o presumimos (con diagnóstico médico o sin él) del futuro fallecimiento de una persona que consideramos importante en nuestra vida y con las que tenemos un fuerte vínculo afectivo.
Es importante señalar que existen casos en los que esto último no está presente y podría considerarse otro tipo de duelo o sencillamente ser una situación distinta que se pudiera abordar bajo otro enfoque psicológico.
Regresando al principio, el más común de los duelos anticipados es aquel en el que una persona padece una enfermedad terminal, incurable o de pronóstico reservado y, en consecuencia, el sistema socio-familiar del paciente experimenta un desajuste emocional, especialmente para aquellos que asumen la responsabilidad de cuidarle (en el hospital o en la casa) y van afectándose física y mentalmente al ver de forma diaria y progresiva como se deteriora la salud de quien padece la complicada condición médica.
Durante este duelo anticipado no solo podemos atravesar las clásicas reacciones de un duelo (negación, culpa, llanto, ira, negociación y aceptación), sino que además pudiéramos experimentar severas alteraciones del sueño o descontrol de los ritmos circadianos (popularmente llamado reloj biológico), pensamientos ansiógenos relacionados a la muerte, dolencias físicas e intensos cambios emocionales, que en ocasiones producen respuestas hostiles del cuidador hacia el paciente, dejando consigo importantes sentimientos de culpa que provocan la repetición del ciclo descrito.
Es necesario mencionar que esto se considera un proceso normal y esperado, sin embargo, debemos tomar la responsabilidad de buscar ayuda profesional para así adaptarnos (familia y paciente) de forma esperada a la nueva realidad.
Dicho esto, considero que desde el enfoque científico seguimos quedándonos cortos a la hora de comprender cualquier tipo de duelo y, en particular, éste.
De ninguna manera pretendo desestimar los valiosos esfuerzos de variados autores para comprender el tema, como por ejemplo: Kübler-Ross, John Bowlby, Melanie Klein, Freud, recientemente Jorge Bucay, entre otros, pero aun así, nos dejaron preguntas bien complejas por contestar.
Por tanto, ¿son suficientes estos modelos para comprender el duelo que se vive al ver morir progresiva y diariamente a un ser amado? ¿Por qué no se incluye abiertamente la importancia de la espiritualidad (no religiosa) en estos casos? ¿Qué hay de las culturas que celebran la muerte, o de la rigidez de las etapas del duelo? Tan complejo es el asunto, que desde la psicología debemos hacer múltiples especificaciones para abordar cada caso.
“Cuando amamos a un persona y fallece, debemos aceptar que jamás seremos los mismos, y eso, es lo justo”
Otro punto importante es que, cuando una persona vive un duelo anticipado por el inminente fallecimiento de su ser querido, inicia una deconstrucción psicológica, es decir, su comportamiento y forma de explicar el mundo se altera por completo y, más aún, después de la consumación de la muerte, que es cuando se inicia el nacimiento de una nueva persona y, en consecuencia, bienvenido el nuevo YO.
Eso sin agregar que en ocasiones puede ir acompañado de una abrupta crisis espiritual que nos invita a reflexionar sobre Shakespeare cuando dijo: “todos pueden controlar un duelo, excepto el que lo tiene”.
Por supuesto que, al incluir esta dimensión espiritual (no religiosa) dentro del tema, se corre el natural riesgo de ser desestimado y rechazado por algunos seudocientíficos que creen y ejercen la ciencia como una secta religiosa, y encima de eso, cuentan con una moderna y digitalizada inquisición.
Retomando nuestro tema central, ¿qué debes hacer si estás pasando por un duelo anticipado?
1. Te recomiendo acudir a algunas sesiones con el o la profesional de la psicología que merezca tu confianza, sobre la base de su trayectoria y/o profesionalismo. La idea es que aprendas a manejar el alto distrés emocional que significa vivir lo descrito líneas arriba, y también darle significado a la experiencia.
2. Luego, bríndate el espacio de conversar con esa persona (quien tenga el desfavorable pronóstico) sobre sus principales temores -y los tuyos- ante una eventual desaparición física de ambos (así le quitarás le exclusividad al tema y bajaran la ansiedad.
3. Regálale la mayor calidad de experiencias positivas posibles.
4. Por sobre todo, agradece que tienes la oportunidad de despedirte. Desafortunadamente, muchos no logran hacerlo.
Finalmente, recuerda que quienes fallecen primero que nosotros solo se nos adelantaron, así que aprovecha tu vida al máximo y vive un día a la vez.
Psic. Luis Oropeza
FVP: 8482
@psicopracticala
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