El Despacho Oval —ese escenario donde el poder estadounidense suele desplegar su mejor coreografía diplomática— se transformó ayer en un campo de batalla verbal. Lo que debía ser una exhibición de “lazos renovados” entre Washington y Riad terminó convertido en un episodio tenso y explosivo cuando el presidente Donald Trump arremetió contra Mary Bruce, jefa de corresponsales de la Casa Blanca en ABC News, tras una pregunta que tocó la herida que nunca cerró: el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi en 2018.
El encuentro marcaba la primera visita del príncipe heredero Mohammed bin Salman (MBS) a Estados Unidos desde el crimen que paralizó las relaciones bilaterales y que la inteligencia norteamericana atribuyó directamente al líder saudí. Sentados uno al lado del otro, Trump y MBS posaban para las cámaras hasta que Bruce levantó la voz. Su pregunta —larguísima, precisa y demoledora— fue un torpedo directo a la línea de flotación de ambos mandatarios.
“¿Es apropiado, señor presidente, que su familia haga negocios en Arabia Saudita mientras usted está en el cargo? ¿Es un conflicto de intereses? Y en cuanto a usted, alteza, la inteligencia de EE. UU. concluyó que orquestó el brutal asesinato de un periodista. Las familias del 11-S están furiosas por su presencia aquí. ¿Por qué deberían confiar los estadounidenses en usted?”
Trump no dejó que terminara.
“¿Para quién trabajas?”
“Para ABC News, señor”, respondió ella con serenidad.
“Fake news”, replicó él, señalando a ABC como “una de las peores del negocio”.
A partir de ese momento, el presidente encadenó acusaciones, descalificaciones y amenazas. Criticó la pregunta como “horrible” e “irrespetuosa”, defendió al príncipe heredero calificando a Khashoggi como un personaje “extremadamente controvertido” y negó cualquier vínculo de su familia con negocios saudíes, pese al historial conocido de inversiones. Luego lanzó el golpe más grave: insinuó que la cadena debería perder su “licencia” por difundir “noticias tan falsas”. Una amenaza vacía en términos legales —las grandes cadenas no poseen una licencia federal unificada— pero inquietante por su intención política.
MBS, visiblemente inquieto, intentó mantener la compostura diplomática. Lamentó el asesinato de Khashoggi, defendió la investigación saudí como “transparente” y volvió a culpar a “elementos descontrolados” dentro de su gobierno, una narrativa que Washington desmintió hace siete años. Evitó, sin embargo, cualquier asunción de responsabilidad.
Fuente: AFP News