Apenas horas después de la terrible masacre antisemita ocurrida en Australia, el odio ha resurgido con violencia, esta vez en Ámsterdam, Holanda. Una celebración de la festividad de Janucá (Hanukkah) fue brutalmente interrumpida por lo que se ha descrito como «violentos extremistas anti-Israel». Este incidente subraya la escalada de actos de odio y acoso que enfrentan las comunidades judías en la diáspora.
El ataque en Ámsterdam ocurre en un momento de alta tensión global, demostrando que la retórica anti-Israel se está traduciendo peligrosamente en acciones antisemitas directas contra ciudadanos y celebraciones religiosas. Interrumpir un evento tan significativo como Janucá, la Fiesta de las Luces, es un acto de intimidación flagrante que busca infundir miedo y silenciar a la comunidad.
Organizaciones judías y defensores de los derechos humanos han expresado su profunda preocupación por esta ola de violencia. La naturaleza de los ataques, que se dirigen a actos puramente culturales y religiosos, desvela una intención que va más allá de la crítica política: es un ataque directo a la identidad y la seguridad de las personas de fe judía.