Este sábado 06Dic, el papa León XIV aseguró que el Vaticano «no será un espectador silencioso ante las graves desigualdades, injusticias y violaciones de los derechos humanos fundamentales que se producen en nuestra comunidad global, cada vez más fracturada y propensa a los conflictos».
Las declaraciones fueron dadas durante una audiencia con los 13 nuevos embajadores acreditados ante la Santa Sede en representación de Uzbekistán, Moldavia, Baréin, Sri Lanka, Pakistán, Liberia, Tailandia, Lesoto, Sudáfrica, Fiyi, Micronesia, Letonia y Finlandia.
Al darles la bienvenida durante el Año Jubilar de la Esperanza, les recordó su tema y destacó su llamamiento a recuperar «la confianza» necesaria, en la Iglesia y en la sociedad, en las relaciones interpersonales, en las relaciones internacionales y en la tarea de «promover la dignidad de todas las personas y el respeto por el don de Dios que es la creación».
Asimismo, relacionó este llamamiento con sus primeras palabras como obispo de Roma, cuando invocó el saludo de Cristo resucitado, ‘la paz esté con vosotros’, y ha renovado su invitación a trabajar por lo que él ha llamado una «paz desarmada y desarmante».
«La paz no es simplemente la ausencia de conflicto, sino un don activo y exigente… construido en el corazón y desde el corazón. Requiere el compromiso de renunciar al orgullo y la venganza y resistir la tentación de utilizar las palabras como armas. Esta visión se vuelve más urgente a medida que la tensión geopolítica y la fragmentación continúan profundizándose de maneras que agobian a las naciones y tensan los lazos de la familia humana», señaló.
Refiriéndose a las consecuencias de la inestabilidad mundial, el papa León XIV apuntó que «los pobres y los marginados son los que más sufren estas convulsiones».
Haciéndose eco del papa Francisco, recordó a los diplomáticos que «la medida de la grandeza de una sociedad se encuentra en la forma en que trata a los más necesitados».
«La diplomacia de la Iglesia se orienta constantemente al servicio del bien de la humanidad, prestando especial atención a los pobres, los que se encuentran en situaciones vulnerables o marginados por la sociedad», añadió.
El papa insistió así a los nuevos embajadores acreditados a unirse a la Santa Sede para fomentar una cooperación multilateral renovada «en un momento en que es tan necesaria», expresando su esperanza de que juntos puedan ayudar a la comunidad internacional a «sentar las bases para un mundo más justo, fraternal y pacífico».