El gigante alimentario suizo Nestlé sorprendió este lunes con el despido fulminante de su director ejecutivo, Laurent Freixe, tras confirmarse que mantuvo una relación romántica no divulgada con una subordinada directa. La decisión, con efecto inmediato y sin indemnización de salida, se produjo luego de una investigación interna que concluyó que el vínculo representaba un conflicto de intereses y una violación del código de conducta de la multinacional.
La denuncia llegó a través del canal de whistleblowing de la empresa. Una primera indagación interna no encontró pruebas, pero la persistencia de las quejas llevó al presidente del consejo, Paul Bulcke, y al director independiente Pablo Isla a encargar una revisión a asesores externos. El resultado fue determinante: se confirmó la relación y el consejo actuó sin demora.
Freixe, con casi cuatro décadas en la compañía, había asumido el máximo cargo en septiembre de 2024, en reemplazo de Mark Schneider. Su gestión, aunque breve, se caracterizó por la continuidad: Nestlé mantuvo su apuesta por líneas de alto margen como KitKat, Nespresso y alimentos para mascotas. Ahora, Philipp Navratil, ejecutivo de carrera dentro del grupo, fue designado como CEO interino, garantizando una transición sin cambios estratégicos bruscos.
Un patrón en las grandes corporaciones
El caso de Freixe no es aislado. En 2019, McDonald’s despidió a su entonces CEO, Steve Easterbrook, por una relación consensual con una empleada, lo que derivó en sanciones de la SEC. Más recientemente, Bernard Looney, de BP, renunció en 2023 por falta de transparencia sobre relaciones con colegas. Estos episodios evidencian un patrón: las juntas directivas de grandes corporaciones ya no toleran la opacidad en materia ética, sobre todo cuando se trata de figuras clave frente a inversionistas.
Analistas advierten que, aunque la estrategia de Nestlé no sufrirá virajes inmediatos, la noticia puede presionar sus acciones en el corto plazo. La firma suiza, con ingresos superiores a 90.000 millones de dólares anuales, enfrenta retos como la inflación de insumos y la competencia feroz en alimentos procesados. En ese contexto, la incertidumbre en la cúpula directiva podría afectar la confianza de los mercados.
En redes sociales, la reacción ha sido rápida. Mientras algunos aplauden la firmeza del consejo, otros cuestionan si la medida fue desproporcionada. Lo cierto es que el caso ya tiene eco global, con medios de Europa, Asia y América destacando la rapidez de la destitución.
Gobernanza bajo la lupa
El comunicado de Nestlé insiste en que la medida responde a “las mejores prácticas de gobernanza corporativa”. Con esta decisión, la compañía busca enviar un mensaje claro: la ética y la transparencia están por encima incluso de la trayectoria de sus líderes más emblemáticos.
La salida de Laurent Freixe marca el fin de una era para un ejecutivo que jugó un papel clave en la expansión de Nestlé en mercados emergentes. El reto para la multinacional será ahora mantener la estabilidad en un momento en el que cada movimiento corporativo es observado con lupa por consumidores e inversionistas.
Foto: Europapress.es