Pensamiento esclarecedor / Carlos Liscano Ponte
Quien no ha experimentado pensamientos que le arrebatan la tranquilidad, pensamientos que oscurecen nuestro días y, en cierta medida nos paralizan o desencadenan un malestar emocional, que con el tiempo, termina volviéndose físico y puede llevarnos a sufrir alguna enfermedad.
La mente, es un sofisticado mecanismo, cuya única función es pensar, y en el animal humano, ésta evolucionó, hasta el punto en el que puede actuar en detrimento de las emociones, si no conocemos el secreto para manejarla, sin necesidad de anularla y aprender a convivir con su incesante actividad.
Precisamente, “pensar” acerca de un pensamiento, valga la redundancia, equivale a reflexionar acerca de este, sobretodo si es un pensamiento perturbador, de tal manera que al hacer un ejercicio de reflexión en pocos segundos, podemos disipar esa niebla y tener aquello que he decidido llamar como PENSAMIENTO ESCLARECEDOR, porque es llevar claridad a esa niebla de miedo, rabia o tristeza, disipándola, porque se puede ver un problema desde diferentes puntos de vista, y esta sola acción nos aleja de una respuesta emocional perjucial, disminuyendo el impacto psicológico e incluso fisiológico en nosotros.
Por supuesto que cada situación que se nos presenta es única, pero a grandes rasgos consiste en preguntarse, de que alternativas disponemos para solucionar un problema, que tan grave es lo que nos preocupa… un ejemplo clásico es cuando decimos: tengo mil cosas por hacer hoy!.. Un pensamiento esclarecedor, es enumerarlas… al final resultan ser dos o tres… esto de inmediato cambia la carga emocional.
Igualmente, tener un conocimiento general de la psiquis humana, ayuda a ver con otros ojos los conflictos con nuestros semejantes, ya que si sabemos, que la mayoría de las personas actúan como actúan, por traumas vividos, por aprendizaje, por temor, entre muchas causas, no lo tomaremos como algo personal.
En relación a esto, en mi opinión, cada individuo transita un camino de evolución espiritual, y cada creatura revela un aspecto de la divinidad, todo es sagrado y, aunque sea muy difícil aceptarlo en la práctica, todo lo que ocurre tiene un sentido, somos partes de un todo y hacerlo conciente, nos da una fuerza inagotable para fluir con la corriente de la vida en vez de enfrentarla.
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