Irán suma ya 16 condenas a muerte y cuatro ejecuciones en un intento de detener las protestas que sacuden el país desde septiembre, a pesar de los llamamientos internacionales para que anule las sentencias de manifestantes.
Tras la fuerte represión policial que ha provocado cerca de 500 muertes y casi 20.000 detenidos desde la muerte el 16 de septiembre de Mahsa Amini, los tribunales no paran de emitir sentencias en unos juicios calificados como farsas» e «injustos» por Amnistía Internacional (AI).
La muerte de Amini tras ser detenida por no llevar bien el velo islámico ha desatado unas protestas en las que se pide el fin de la República Islámica, protagonizadas por jóvenes y mujeres al grito de “mujer, vida, libertad”.
Las últimas tres sentencias a muerte fueron anunciadas este lunes, solo dos días después de la ejecución de dos presos que provocó fuertes críticas internacionales.
Saleh Mirhashemi, Majid Kazemi Sheikh Shabani y Saeed Yaqoubi han sido condenados hoy a muerte por «moharebe» o «enemistad contra dios» por el supuesto asesinato de tres basijis -milicianos islámicos-, el 16 de noviembre en la ciudad de Isfahan, informó la agencia de noticias Mizan, del Poder Judicial iraní.
Los tres condenados se unen a al menos otros 13 sentenciados a la horca en los últimos meses por el asesinato de miembros de las fuerzas de seguridad, pero también por herir a policías o bloquear calles.
Entre los condenados se encuentran jóvenes de tan solo 18 años, como es el caso de Arshia Takdastan, sentenciado la semana pasada a la horca por ser «el líder de la multitud en la plaza principal» de la ciudad de Noushar y cometer «importantes acciones delictivas en los disturbios”.
Al menos otros 15 acusados por delitos cometidos durante las protestas se enfrentan a cargos que podrían conllevar la pena de muerte.