Mirar hacia África
En el marco de la COP27 se anunció que la Fundación Gates donará USD 1.400 millones a granjeros en África y Asia y, a diferencia de lo que muchos perciben como un apoyo a los productores de dichos continentes, acciones como esta son formas eficientes de salvar el planeta.
Hace unos meses Bill Gates nos sorprendió anunciando que donaría toda su fortuna a la fundación filantrópica que preside con su exmujer, Melinda Gates y, en esa misma línea, ayer durante la COP27 de Egipto, dio la noticia de que donará USD 1.400 millones a pequeños granjeros y agricultores afectados por el cambio climático en África y Asia.
Y es que el cambio climático ha agravado los riesgos de la producción. Cambios en los patrones de lluvia, aumentos en la frecuencia de las sequías y en el nivel del mar amenazan a los agricultores que, en muchos casos, carecen de sistemas de riego o herramientas de cultivo mecanizadas.
Hablando específicamente del caso africano, podemos decir que esta donación del creador de Microsoft resulta una acción multiplicadora que va más allá del grupo de agricultores que recibirán el apoyo, un hecho que apunta a frenar el cambio climático, reducir la pobreza y atacar el problema de escasez alimentaria al que nos enfrentamos de manera global.
¿Por qué? Porque África es relevante para nuestro medio ambiente, para la economía mundial, para el abastecimiento alimentario y para el planeta. Porque, para frenar el cambio climático y cumplir los compromisos de fin a la pobreza en 2030, hay que pensar en el papel del campo y la alimentación en el continente africano.
En África está el 60% de la tierra cultivable del mundo, el sector es clave para el desarrollo de un continente donde 25% de su población está desnutrida. Entonces, optimizar sus capacidades agrícolas alimentaría a su población y -además- generaría empleo.
En Somalia, por ejemplo, se estima que más de 2,5 millones de personas enfrentarán crisis climáticas y escasez de alimentos por una reducción en la previsión de lluvias. Esto significa que podrían aumentar las muertes infantiles y que más personas se verían obligadas a migrar.
Aun cuando se han observado avances notables en la reducción de la pobreza, el crecimiento económico y el empoderamiento social en África durante los últimos años, el continente sigue dependiendo de alimentos importados. Esto no es bueno para el medio ambiente, la economía o el crecimiento sostenido.
De allí que esta donación de la Fundación Gates tenga tal relevancia. Resultaría trascendental, también, que en del resto del mundo tomáramos conciencia sobre los alimentos que consumimos, de dónde provienen y qué significan, como un pequeño aporte para lograr los esfuerzos globales de finalizar con la pobreza y acelerar el logro de los objetivos sobre cambio climático.
Por: Saskia Luengo
Ingenio Mesh Comunicaciones
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