Tertulias de Café/ Maximiliano Pérez
Ignorados Ignorantes
No soy quien para juzgar a nadie, me expreso basado en la experiencia de cuarenta y un año de lucha continua en pro de intentar ayudar a las familias que otrora fueron integrantes de una clase social prospera que dio los habitantes de Venezuela bienestar social y con las divisas producto de su esfuerzo, trabajo, tesón ,perseverancia e inversión, en tiempos donde no existía financiamiento, apoyo técnico, fertilizantes, agroquímicos, combustibles, y ni siquiera vialidad, lograron llevar a nuestro país a la cúspide del mundo cafetero, cuando a la finca “Covalonga,” ubicada en los Valles de Aragua, le otorgaron el primer premio por producir “EL MEJOR CAFÉ DEL MUNDO”.
Uno de los inmensos problemas que ha exterminado a la caficultora nacional es el gran analfabetismo, que conlleva a la ignorancia pues, calculo que arropa a, aproximadamente, al noventa y ocho por ciento de los productores cafetaleros venezolanos, gran porcentaje de ellos, aun sabiendo leer y escribir, están bloqueados por gríngolas mentales que van desde creencias ancestrales hasta ideologías que sólo existen en la fanática verborrea de falsos dirigentes políticos que rayan en la delincuencia, por sus ambiciones personales, corruptos con avaras pretensiones de dinero fácil y de poder.
A la caficultura se le conculcaron todos sus méritos cuando fue sacada de la cesta básica, pregonando el criterio de que, no era un alimento, pero se olvidaron de su indescriptible importancia en los ámbitos histórico, político, social, económico, cultural y turístico, en una nación donde un aberrante dictador, el mal llamado benemérito Juan Vicente Gómez, se jactaba de haber pagado la deuda externa con las divisas provenientes de la sangre, sudor y lágrimas de los “GUARDIANES GRATUITOS DEL AMBIENTE.”
La agricultura ALIMENTÓ, a más de ochenta y cinco mil familias que cultivaban a la “Semilla que Cambió al Mundo” (Mark Pendergrast), pues constituye la única forma que tienen estas familias para obtener los ingresos monetarios para cubrir sus necesidades básicas, sin ocasionar daños irreparables al ambiente.
A los caficultores venezolanos, los mejores productores de café del mundo en cuanto a calidad, les trajeron técnicos provenientes de una isla caribeña, que han ocasionado daños incuantificables en todas las regiones del mundo donde han intervenido y desde un país que nunca ha tenido tradición cafetalera. No sólo acabaron con la producción de café implementando técnicas sin tomar en cuenta la idiosincrasia del país; tumbando cafetales y montañas, destruyendo bosques nublados protegidos legalmente y exterminando su fauna y su flora endémica, constituidas por plantas y animales exóticos y hasta medicinales, incentivando la sustitución de cafetales con ganadería de carne, reemplazando bosque nublados cunas y protección de animales como el Oso Frontino, el Paují Copete E´ Piedra o el Turpial Blanco, por, tan sólo, citar algunos ejemplos que de manera oprobiosa que ha atentado hasta con nuestra ancestral cultura.
Esto, mientras el café turco y las zonas cafeteras colombianas han sido declaradas por la UNESCO, como:
“Patrimonio Cultural Inmaterial de la humanidad.”
Y, lo que me parece más inaceptable es que, ahora se anuncia otro convenio para que estas personas determinen la divulgada nueva expansión cafetalera, sin olvidar el problema extremo que sufre la población de nuestro estado Lara, referente al agua potable suministrada a los ciudadanos, en una época caracterizada por el desastre que ha ocasionado la migración de la mano de obra cafetera, integrada por jóvenes y personas económicamente activas, que han abandonado su habitad natural para, trabajar como guachimanes en los cordones de miseria de pueblos y ciudades, en el mejor de los casos, y las mujeres después de ser dueñas de sus fincas o unidades de producción, pasar a ser empleadas domésticas o se integran a la prostitución, por ser parte de una mano de obra muy especializada, que sólo sabe producir café y no han tenido la oportunidad de asistir, ni siquiera, a una escuela rural, para luego de sufrir los embates de la crisis impuesta que destruye al sistema productivo nacional y al país en general, optan por emigrar a otros territorios desde donde envían remesas de dinero para que sus familiares puedan subsistir.
Quisiera tener el suficiente poder de persuasión para que, las humildes familias caficultoras comiencen a actuar según los dictados de la lógica y de la razón y, con sensatez puedan tomar decisiones que en realidad conlleven a mejorar su calidad de vida
Es mi deber el recordarles, que no soy político partidista, ni exitoso empresario, que soy un ser humano que tiene el deber de ejercer el derecho de errar, que tomen lo bueno y desechen lo malo, que mi intención es buena.
“En libertad, con la verdad, no temo ni ofendo.”
José Gervasio Artigas.
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