La Seccional Lara de la Federación Nacional de Trabajadores Sindicalizados (Fetrasined) de Venezuela está preparando una serie de denuncias y de reclamos en favor de los Educadores de esta entidad federal, muchos de los cuales están siendo objeto de acoso, amedrantamientos, amenazas, etc., por parte de directores de planteles escolares y de supervisores circuitales.
La anterior manifestación provino del profesor Dalí Armando Álvarez, secretario general de Fetrasined-Lara, en declaraciones ofrecidas a este portal noticioso.
–Viene resultando –señaló el dirigente— que muchos de estos funcionarios se comportan como policías o como guapetones de barrio, que desconocen por completo el trabajo para el cual fueron asignados, lo cual se debe sencillamente a que unos cuantos de ellos han sido designados, no por su experiencia gerencial o académica, sino por su filiación partidista.
–En otras palabras, se trata de la mediocridad en su máxima expresión.
Déspotas y prepotentes
–Por otra parte, muchos de estos personajes, aparte de ser groseros, déspotas, prepotentes y faltos de respeto, incurren constantemente en prácticas antisindicales, con lo que violan muchas de las leyes vigentes en Venezuela, y precisamente, la formulación y seguimiento de las respectivas denuncias por esta situación será una de las diligencias que cumpliremos en los próximos días.
Más adelante, el profesor Álvarez manifestó que “los docentes venezolanos estamos pasando ahora mismo, y ya desde hace varios años, por momentos sumamente complejos, tanto en lo económico como en lo social, una crisis que, de paso, afecta además a todo el pueblo venezolano, que es el que está pagando la consecuencias de una situación que ha sido generada por otros, que, por cierto, ahora se dan la gran vida, porque, por ejemplo, nos gustaría saber si el ministro de Educación, Héctor Rodríguez, pasa las mismas necesidades por las que ahora mismo están pasando miles y miles de educadores en todo el país».
¿Sabrá lo que es pasar hambre…?
–Por cierto, aquí caben algunas preguntas: ¿Será que el ministro Rodríguez sabe lo que es pasar hambre? ¿Será que él vive en un rancho? ¿Será que él no tiene a su disposición buenos carros para movilizarse, mientras los docentes no tenemos en muchas ocasiones ni siquiera para pagar el pasaje en buseta? ¿Será que en su casa falta la comida? ¿Será que en su casa falta el agua? ¿Será que en su casa no hay gas? ¿Será que sus hijos, o hijas, estudian en escuelas públicas, o privadas? ¿Será que él no tiene cómo comprarle ropa y calzado a sus hijos?¿Cuántas comidas diarias ingieren él y su familia? ¿Será que él devenga el mismo miserable sueldo que devengamos todos los educadores, de todos los niveles, en Venezuela? Y, finalmente, ¿Será que de verdad a él lo han afectado las sanciones y el bloqueo?
Corrupción, negligencia, mentiras…
–Ciertamente, nosotros reconocemos que el bloqueo y las sanciones han afectado el funcionamiento de la cosa pública, sanciones que, por cierto, rechazamos de plano, pero es que también hay otras circunstancias que han contribuido, y mucho, a agravar la situación, tales como la estruendosa corrupción existente en el gobierno a los diferentes niveles, la negligencia, las mentiras, la insensibilidad humana, la demagogia y la falta de voluntad de servicio.
–Pero también hay algo que quiero afirmar, y, si es posible, pregonarlo, y es que, con todo y este mundo de pesadilla que estamos viviendo los docentes venezolanos, en un escenario en que este gobierno nos ha despojado arbitrariamente y al estilo Jalisco de todas nuestras conquistas laborales, y de haber engavetado desde hace ya varios años nuestra contratación colectiva, e incluso, de habernos “clavado” el odioso Instructivo ONAPRE, aún así, estamos acudiendo a nuestros centros de trabajo, a cumplir con nuestro deber de enseñar y de forjar nuevas generaciones, porque nosotros entendemos que, aparte de que es nuestro deber y nuestra obligación, nuestros niños, nuestros alumnos, no tienen en absoluto culpa alguna de –como antes dije– esta pesadilla vocinglera que está viviendo el país desde hace ya un larguísimo cuarto de siglo/RG.
