La incertidumbre en los mercados alimentarios está golpeando a los agricultores de todo el mundo, tanto de países ricos como de pobres, lo que se traduce en más dificultades para producir alimentos debido a los altos costes de producción y un mayor impacto del hambre.
En el Día Mundial de la Alimentación, que se celebra este 16 de octubre bajo el lema «No dejar a nadie atrás», los organismos internacionales llaman la atención sobre la actual crisis alimentaria «sin precedentes» que puede arrastrar a un número récord de personas a sufrir grave inseguridad alimentaria.
«Han confluido diferentes crisis como la pandemia, que elevó el hambre; los choques climáticos, que no han dado tiempo a los más vulnerables a recuperarse; y la guerra en Ucrania, que ha interrumpido los suministros internacionales», explica a EFE la portavoz del Programa Mundial de Alimentos (PMA) Annabel Symington.
El PMA, que atendió a más de cien millones de personas en el primer semestre del año, ha advertido de que el número de personas hambrientas ha crecido el 22 % en lo que va de año, hasta los 345 millones.
«Tenemos que asistir a gente que se está muriendo de hambre, pero también invertir a largo plazo para ayudar a los agricultores a adaptarse al cambio climático para que no dependan de la ayuda de emergencia» en medio de grandes necesidades de financiación, apunta Symington.
Más hambre por sequía y conflictos
En 2021 había unos 828 millones de personas que sufrían desnutrición y 2.300 millones que no se podían permitir una dieta saludable.
Existen puntos críticos como el Cuerno de África, donde la situación no ha hecho más que empeorar por la sequía y los conflictos.
La responsable de Apoyo, Política y Asociaciones de la Organización Mundial de Agricultores (OMA), Luisa Volpe, señala que muchos agricultores están saliendo del mercado en los países en desarrollo porque no pueden producir en las condiciones actuales, lo que está causando más desabastecimiento, pobreza y hambre.
Los países desarrollados, a su juicio, cuentan con más capacidad de reacción pero, en cualquier caso, los agricultores de todo el mundo están afrontando un alto nivel de incertidumbre, por lo que les da más miedo invertir en agricultura e innovación tecnológica.
La OMA llama a negociar las posibles soluciones a nivel local y reforzar a las organizaciones de agricultores para que puedan hablar con las instituciones de cada país sobre el acceso al crédito, el comercio, las políticas agrarias y otros asuntos.
Según Volpe, también resulta fundamental facilitar el comercio en línea con los estándares internacionales, así como dar incentivos y ayudas a los agricultores en el corto plazo, y lograr cierta estabilización para mitigar el impacto de futuras crisis.
Desde el año pasado, con el aumento de la demanda global tras la pandemia, se ha producido un aumento en los precios de la energía, agravado por la guerra en Ucrania.
A esto se une un recorte en la oferta de trigo, maíz y oleaginosas en los mercados globales, lo que ha repercutido en el alza de los precios de los alimentos básicos, a pesar de su descenso temporal en los últimos seis meses, según el director de Mercados del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (Ifpri), Rob Vos.
fuente: Efe