«Es una soledad total», es así como el comerciante Francisco Carmona, describe el Mercado Terepaima, su puesto de trabajo desde hace 42 años, en el que anteriormente vendía frutas, pero que de unos 10 años para acá, motivado a la situación económica del país, decidió vender artesanía, plantas y abonos.
«Nosotros hemos tomado la decisión de meter mercancía que no sea perecedera, ya que los productos perecederos tienen una vida útil de dos a tres días, cuando máximo. Ahora hemos optado por meter otros productos para sobrevivir a la crisis que estamos viviendo hoy en día», aseveró.
En una situación similar está la señora Carmen Milán, al igual que Carmona vendía frutas, pero desde el 2017 decidió vender víveres, debido a una pérdida económica que tuvo con una mercancía, que la llevó hasta cerrar por nueve meses y buscar oxígeno en Colombia, juntos a unos hijos.
«Ahora vendo víveres y aunque se gana poco, para mi sustento es suficiente», relató Milán, quien también dijo que si volviera a vender frutas, tuviera pérdidas, porque ella no cuenta con un congelador.
Milán dijo qué a los comerciantes del Mercado Terepaima les hace falta créditos, que sean pagados a cuotas, lo cual les permitiría volver a invertir en sus locales.
Los comerciantes consultados recordaron que anteriormente solo un fin de semana entraban 70 camiones cargados de alimentos, muchos de ellos procedentes del Sur de lago del Zulia, Mérida, Trujillo y Barinas, ahora ingresan tres a la semana.
Por Anderson Piña Pereira | Fotos: Julio Colmenarez
