Xi Jinping advirtió este martes, en el marco del 130 aniversario del nacimiento del fundador de la China moderna, Mao Zedong, que la reunificación con Taiwán es “inevitable” y sucederá “seguramente” en un futuro.
“La reunificación completa de nuestra patria es una tendencia inevitable, una causa justa y la aspiración común del pueblo. Nuestra patria debe ser reunificada, y seguramente lo sea”, manifestó el presidente chino durante un discurso pronunciado en el Gran Salón del Pueblo en Beijing.
Xi Jinping recordó que se opone “firmemente a cualquier persona que utilice cualquier medio para separar a Taiwán de China”, mientras que también instó a “mantener la vitalidad y el vigor” del Partido Comunista chino para lograr su “misión”.
En este contexto de crecientes tensiones, Taiwán informó el sábado pasado de la presencia de aviones y buques de guerra chinos alrededor de la isla, incluidos aparatos que cruzaban la sensible línea mediana del estrecho, mientras el régimen chino prosigue sus actividades militares a tres semanas de las elecciones.
Taiwán, que tiene gobierno democrático y es reclamado por China como territorio propio, lleva cuatro años quejándose de las patrullas y ejercicios militares regulares chinos cerca de la isla.
Ya está en marcha la campaña para las elecciones presidenciales y parlamentarias taiwanesas del 13 de enero. Las relaciones con China son uno de los principales puntos de discordia.
El Ministerio de Defensa de Taiwán declaró que había detectado cazas J-10, J-11 y J-16, así como aviones de alerta temprana, operando en el espacio aéreo al norte, centro y suroeste de Taiwán.
Diez aviones cruzaron la línea mediana del estrecho de Taiwán, o zonas próximas, colaborando con buques de guerra chinos para llevar a cabo “patrullas conjuntas de preparación para el combate”, según el ministerio.
La línea mediana sirvió en su día de barrera no oficial entre ambas partes, pero ahora los aviones chinos la sobrevuelan con regularidad. Taiwán envió sus propias fuerzas para vigilarla, según el ministerio.
Lai Ching-te, del gobernante Partido Democrático Progresista, a quien Beijing califica de separatista, es el favorito para ser el próximo presidente de Taiwán, según los sondeos.
La principal formación opositora, el Kuomintang, tradicionalmente partidario de estrechar los lazos con Beijing, ha prometido reabrir el diálogo con el régimen de China si gana las elecciones, pero también afirma que el pueblo taiwanés es el único que puede decidir su futuro.
La situación en torno a Taiwán se agravó a partir del año pasado, tras la visita de la ahora ex presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, que se vio seguida una visita a Washington por parte de una delegación taiwanesa.
Los vínculos entre China y la isla de Taiwán, a la que considera una provincia más bajo su soberanía, se rompieron en 1949, después de que las fuerzas del partido nacionalista Kuomintang sufrieran una derrota en la guerra civil contra el Partido Comunista y se trasladaran al archipiélago. Las relaciones se restablecieron sólo a nivel empresarial e informal a finales de la década de los 80.