Al contemplar estas imágenes, inevitablemente viajamos en el tiempo para recordar los orígenes de una institución fundamental en Barquisimeto. La historia de las Hermanas de la Congregación de San José de Tarbes en esta ciudad es un relato de compromiso y perseverancia que comienza el 13 de junio de 1889, cuando 18 monjas arribaron a La Guaira desde Francia. Inicialmente dedicadas al cuidado de enfermos en el antiguo Hospital de la Caridad, su traslado y establecimiento definitivo en la capital larense fue posible gracias a las gestiones del distinguido caballero francés Eduardo Lindheimer ante el entonces Presidente del Estado Lara, Gral. Aquilino Juares.

La fundación de su obra educativa, el Colegio de la Inmaculada Concepción, comenzó sus actividades entre 1904 y 1908. El nombre fue elegido por su cercanía al templo más antiguo de la ciudad. Su primera sede fue una humilde casona frente a la desaparecida Plaza Bolívar y la Iglesia San Francisco, cuyo alquiler mensual ascendía a $160$ Bolívares. Este fue el punto de partida para una misión que enfocaría su interés en la atención de la niñez y la juventud de la región. Las gestiones continuaron, y el año 1908 marcó un hito con la adquisición de los terrenos que albergarían la sede permanente que hoy conocemos.
Esta locación, ubicada en el inicio de la carrera 16 entre calles 23 y 24, fue formalmente inaugurada en 1909 y se expandió con el tiempo para convertirse en el amplio recinto actual. Desde aquel 19 de abril de 1904, cuando la congregación enfocó su labor en la educación cristiana, la siembra de valores y el cuidado de los enfermos, su misión ha permanecido inquebrantable.
A lo largo de sus 116 años de existencia, las hermanas han mantenido la noble misión de honrar y consagrar la vida al trabajo y a la salvación eterna. Esta extraordinaria vocación tarbesiana sigue intacta, manteniendo un profundo vínculo en la construcción de una sociedad llena de Paz y Amor a Dios.
Honramos su legado y la huella indeleble que han dejado en la historia y la comunidad de Barquisimeto.
Por: Carlos Guerra Brandt. @kikewar