El Barcelona perdió el Clásico en un partido en el que confirmó la mala dinámica de las últimas semanas y en el que estuvo muy lejos de su mejor versión.
Significativo es que tras perder un Clásico ante el Real Madrid la mejor noticia para el Barcelona sea el resultado. El 2 a 1 fue un marcador corto que no responde a las sensaciones que mostró el Barça, débil atrás, sin ideas arriba.
Tras encadenar una mala racha de partidos, el Clásico confirma que Flick tendrá que trabajar en muchos aspectos que preocupan:
Lamine Yamal no apareció
Se habló mucho de Lamine en la previa del Clásico. Fue el gran protagonista por sus palabras sobre el Real Madrid hasta que inició el partido.
Lamine Yamal, acostumbrado a aparecer con brillo en los grandes escenarios, silbado cada vez que tocó el balón e increpado tras el pitido final por los jugadores blancos, estuvo totalmente ausente y lejos de su mejor versión.
Recién dado de alta tras sufrir problemas de pubalgia, se le vio fatigado y sin chispa en el césped del Bernabéu. Entró poco en juego y nunca pudo superar a Carreras pegado a la banda derecha.
Además, Flick tiene la misión de volver a recuperar al Lamine más trabajador y sacrificado. Después de ser el curso pasado uno de los jugadores que más balones robó en el último tercio, hace semanas que el entrenador del Barça le pide a su estrella que se involucre mucho más también cuando no tiene el balón en sus pies.
Vulnerabilidad defensiva
El principal dolor de cabeza de Flick desde que llegó a Barcelona. Mientras que se esperaba que en el segundo año el equipo pudiera controlar más el agujero defensivo que fue el Barça 2024/25, la sensación es que no solo no se ha corregido, si no que el Barça es incluso más vulnerable este año.
La baja de Íñigo Martínez desarboló por completo el entramado defensivo que propone Flick y que el vasco lideraba en el verde, y el Barça no ha encontrado soluciones en estos primeros meses de temporada.
El Madrid, con Mbappé a la cabeza, aprendió la lección de los fueras de juego del año pasado y castigó esta vez a la zaga azulgrana, desajustada, líquida, débil.
Presión mal hecha
El Barça quiere morder a sus rivales y para ello el engranaje tiene que funcionar a la perfección.
El gol de Mbappé es el ejemplo perfecto de la mala ocupación de espacios en el centro del campo sin balón. Bellingham engaña a Pedri, nadie está cerca para ofrecerle una cobertura, puede conducir el inglés y termina filtrando un pase para que el Kylian liquide a Szczesny.
No es coincidencia que se repitan en todos los partidos situaciones en las que delanteros rivales se quedan en uno contra uno frente al arquero del Barça. La activación tras pérdida, sello identitario del año 1 de Flick en Barcelona, no se está haciendo bien y el Barça paga muy caros los errores con un sistema tan atrevido.
LA/ESPN
