El mundo del béisbol celebra el hito de Jen Pawol, pero su histórica hazaña –valga el término— de llegar a ser árbitra en las Grandes Ligas viene con una recompensa aún más significativa: Un salario que la pone en una posición privilegiada, tal como lo describe el portal “2001”.
Su debut no es sólo un logro simbólico para la inclusión de la mujer, sino también un triunfo financiero que refleja los resultados de su arduo trabajo.
Un árbitro de la Major League Baseball (MLB) en su primer año de temporada regular puede esperar un sueldo inicial de alrededor de 120 mil dólares. Con el paso del tiempo y la adquisición de experiencia, este salario puede aumentar de forma considerable, llegando a alcanzar hasta los 450 mil dólares anuales para los veteranos de la liga.
Pawol, de 48 años, alcanzó este estatus tras una década de dedicación en las ligas menores, donde arbitró más de 1.200 partidos.
Su paciencia y su pasión por el arbitraje la llevaron a convertirse en la primera mujer en trabajar en la categoría Triple-A, y, finalmente, en debutar en las Grandes Ligas.
Su histórico debut en el juego entre los Defines de Miami y los Bravos de Atlanta fue un momento de gran simbolismo.
Asignada a la primera base, recibió saludos y gestos de respeto de los managers y jugadores de ambos equipos, quienes la recibieron con profesionalismo en su primera jornada.
El ascenso de Pawol es un claro ejemplo de que la perseverancia tiene una recompensa tangible. Su carrera no solo abrió la puerta a una posición de gran prestigio y responsabilidad en la MLB, sino que también establece un precedente para futuras generaciones de mujeres que aspiren a seguir sus pasos (RG).
