El vibrante clásico de hoy domingo 11 de mayo entre el FC Barcelona y el Real Madrid dejó, además de unos cuantos goles, un gesto que no pasó desapercibido, y que reavivó una reciente controversia.
Según refiere el portal “2001”, tras anotar el cuarto tanto azulgrana –y el segundo suyo– , el delantero brasileño Raphinha protagonizó una celebración cargada de simbolismo, cuando él mismo se señaló de manera enfática el vendaje que llevaba en su muñeca.
Este particular ademán adquiere una dimensión inesperada en el contexto actual.
Insólita teoría
En los días previos al encuentro, circuló con fuerza una insólita teoría en redes sociales y en algunos foros, la cual sugería que los jugadores del Barça recurrirían al uso de vendajes con propósitos poco claros, insinuando prácticas dopantes o similares, obviamente sin fundamento alguno.
La elección de Raphinha de apuntar directamente a su protección, justo después de perforar la red rival, parece ser una respuesta directa, o un «recadito», como se ha interpretado popularmente.
Aparentemente, fue un desafío visual, un señalamiento explícito, que confronta las especulaciones malintencionadas que han intentado arrojar sombra sobre el equipo.
Los detalles se magnifican
En la intensidad de un clásico, cada detalle se magnifica.
Esta celebración, aparentemente sencilla, se convierte así en un potente mensaje en medio de la batalla deportiva.
Y es un gesto que, lejos de ser casual, parece calculado para plantar cara a quienes difunden rumores sin base, en defensa de la integridad del vestuario culé.
La polémica queda servida, más allá del resultado.
La imagen de Raphinha señalando su vendaje se suma al relato del partido, y se transforma en un símbolo de la tensión extradeportiva que a veces rodea a estos encuentros.
Una celebración que es tanto desahogo personal como declaración pública frente a la especulación (RG).
