Digo lo que Oigo/ Custodio Segovia

 Para orinarse de la risa, el “despliegue”  policial de protección a la ciudadanía solamente lunes y viernes anunciado  a viva voz. Parece que el resto de la semana es para que a hampa actúe a placer. No los molestarán en nada los llamados organismos de seguridad. Por cierto que un atrevido comunicador social, intentó entrevistar al jefe de la zona en una supuesta “ rueda de prensa”: Se estrelló el periodista con el alto jefe policial. Su respuesta fue como siempre: “ No voy a responder preguntas porque tengo que hacer despliegue”. ¿Qué tal ?

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Comentan que la llamada plataforma unitaria  no  hace mucha bulla en predios del municipio Torres. Existe un silencio absoluto. Algunos comentaban en la Plaza Chío de Carora que  mantienen un sostenido trabajo sin alharacas, sin alborotos. Eso  ha mostrado sus resultados. Se espera un crecimiento pleno y sumar voluntades a diario y lógicamente organizaciones democráticas y hasta “ arrepentidos”,  demostrar a, los robolucionarios torrenses la forma elegante, respetuosa de hacer verdadera política, sin agredir, insultar,  vejar.

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Los bicharracos que dicen ser legisladores en Lara sienten pavor al ver a un buen periodista. En el CLEL se observa que les dan portazos y no los atienden. Ocurre a cada rato. En la llamada oficina de prensa no ayuda en nada. Los agentes policiales ignoran el libre acceso a la información y entorpecen la labor periodística. Total una oscuridad informativa reinante  en el lugar y terror a los  verdaderos comunicadores sociales.

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Una monumental animalada por parte de las autoridades del trabajo en Venezuela, se produjo entre gallos y medianoche contra los trabajadores de las empresas cementeras. La acción que se considera un adefesio jurídico, va contra trabajadores y dirigentes sindicales a quienes dictan medidas cautelares que prohíben acercarse a cualquier Inspectoría del Trabajo en el país y menos a las plantas donde laboran.  Abogados señalan que algo raro- para no decir una grosería- tendrán en la cabeza los autores de ese tipo de sanción, que castiga a los trabajadores a quienes les violan sus derechos humanos y el derecho a la protesta. Les pisotean en la dignidad y en las Inspectorías del Trabajo lo avalan. Ante esa situación es mejor el cierre de este tipo de oficina que ahora es de adorno y nada más.

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En Mercabar ( en su época considerado el mejor en Latinamérica),  la desolación es total, gracias al grupo de aves de rapiña  que llegaron para hacer lo de siempre. Destrozar, tumbar portones, saquear y agredir a los honestos comerciantes. Ya ni los famosos peajes funcionan. Quedó el lugar como una “ taguara” maloliente. La paralización es plena.  Y es lastimoso como los rojos rojitos acaban instalaciones de gran valor productivo y comercial. Algún día se hará justicia, señalaba Bonifacio Pérez, gran observador, quien vio nacer a Mercabar, su bonanza desde el mercado Manteco y  asiste a su funeral. Ruina total como el resto del país, entre vivas y alabanzas  de arrastrados del régimen y al traidor de  Sabaneta.