La comunidad de Obispos, en el estado Barinas, se encuentra consternada tras un brutal femicidio ocurrido la noche del pasado jueves en un spa de la calle Miranda. La víctima, identificada como Luzdery Adriana Peroza Soto, una manicurista de 25 años, fue asesinada con al menos cuatro puñaladas. Luzdery era madre de cinco niños y muy apreciada por los pobladores de la localidad.
El presunto victimario, un hombre de unos 55 años, no solo se entregó a las autoridades policiales, sino que confesó el crimen e incluso grabó un espeluznante video que difundió en redes sociales. El suceso se desató al finalizar la jornada laboral de la joven, cuando sostuvo una discusión con el agresor.
Ante las autoridades, el hombre ofreció una justificación escalofriante para el homicidio, alegando que la mató porque ella «me pedía plata y se burlaba de mí». En el video que grabó, visiblemente alterado y lleno de sangre, profirió frases como: «La maté… yo le tire a la garganta» y «no importa, varón, yo ya tengo 55 años». Las comisiones del CICPC resguardaron las evidencias, incluyendo el cuchillo de cocina utilizado.
Este trágico suceso ha generado gran dolor en la comunidad. Si bien se maneja el móvil de un posible acto pasional, las alegaciones de problemas económicos y burla citadas por el detenido subrayan la complejidad de la violencia. El caso de Luzdery Peroza Soto es un doloroso llamado a la acción contra la violencia de género.
