(AP) — La primera ministra de Bangladesh renunció y huyó del país el lunes, después de que semanas de protestas contra un sistema de cuotas para los puestos gubernamentales derivaran en violencia y se convirtieran en un desafío más amplio a su mandato de 15 años. Miles de manifestantes irrumpieron en su residencia oficial, un día después de que casi 100 personas murieran en los disturbios.
La salida de la Primera Ministra Sheikh Hasina amenaza con crear aún más inestabilidad en la nación fronteriza con la India, que ya enfrenta una serie de crisis, desde el alto desempleo y la corrupción hasta el cambio climático.
Horas después de que la atribulada líder fuera vista en televisión subiendo a un helicóptero militar con su hermana, el jefe militar del país, general Waker-uz-Zaman, dijo que buscaría la orientación del presidente para formar un gobierno interino.
Prometió que los militares iniciarían una investigación sobre la letal represión de las protestas lideradas por estudiantes que alimentaron la indignación contra el gobierno.
“Tengan fe en el ejército, investigaremos todos los asesinatos y castigaremos a los responsables”, afirmó. “He ordenado que el ejército y la policía no realicen ningún tipo de disparos”.
Las protestas comenzaron pacíficamente mientras estudiantes frustrados exigían el fin de un sistema de cuotas para empleos gubernamentales que, según ellos, favorecía a aquellos con conexiones con el partido Liga Awami del primer ministro, pero desde entonces las manifestaciones se han transformado en un desafío sin precedentes a Hasina y al partido.
La mujer de 76 años, que fue la jefa de gobierno con más años en el cargo, fue elegida para un cuarto mandato consecutivo en una votación de enero que fue boicoteada por sus principales oponentes. Miles de miembros de la oposición fueron encarcelados en el período previo a las elecciones, y Estados Unidos y el Reino Unido denunciaron el resultado como poco creíble, aunque el gobierno lo defendió.
Hasina había cultivado vínculos con países poderosos, entre ellos India y China, pero bajo su mandato, las relaciones con Estados Unidos y otras naciones occidentales se han visto sometidas a tensiones, ya que han expresado su preocupación por las violaciones de los derechos humanos y la libertad de prensa en la nación predominantemente musulmana de 170 millones de habitantes.
Sus oponentes políticos la han acusado anteriormente de volverse cada vez más autocrática y la han llamado una amenaza para la democracia del país, y muchos ahora dicen que los disturbios son resultado de esa tendencia autoritaria.
Hasina llegó el lunes a una ciudad de la India fronteriza con Bangladesh en un helicóptero del ejército, según un funcionario militar que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a divulgar la información a los medios. No estaba claro a dónde iría después.
Mientras huía, la gente irrumpió en su residencia, llevándose muebles y sacando comida de los refrigeradores.
Las protestas han continuado incluso después de que el Tribunal Supremo dictaminara el mes pasado que el sistema de cuotas —que reserva hasta el 30% de los puestos gubernamentales para familiares de veteranos que lucharon en la guerra de independencia de Bangladesh contra Pakistán— debe ser recortado drásticamente. El gobierno intentó sofocar las manifestaciones con la fuerza, dejando casi 300 personas muertas desde mediados de julio.
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AC