Alfredo Álvarez: La tragedia de nuestra democracia es el déficit de demócratas
Alfredo Alexander Álvarez es uno de los periodistas más agudos y ubicuos que hacen vida profesional en el Estado Lara, sus resúmenes noticiosos merecen mención especial por su profundidad en el manejo de los temas económicos y políticos. Sus análisis son densos y nutridos de teorías sociológicas y politológicas de actualidad. Se incorporó al Movimiento DECODE en calidad de protagonista de las vanguardias opinaticas de Barquisimeto y sus textos e intervenciones son altamente valoradas por los integrantes de este movimiento ciudadano. El diagnostico que hace sobre el área donde se ha especializado no tiene desperdicio.
DRAMA DE LA SOCIEDAD
Venezuela no vive simplemente una crisis. Como país, estamos padeciendo una situación de colapso y destrucción que nos está aniquilando como sociedad en forma lenta y progresiva. Alexis Tocqueville nos legó en su momento, una maravillosa idea que nos ilustra para saber que la democracia necesitaba de una vigorosa sociedad civil, la cual, a su vez, dependía, entre otros, de la religión, e incluso de una conciencia étnica y otras formas de identidad que no contradicen los principios democráticos. Para nuestra fortuna, este aserto continúa siendo vigente y podemos echar mano de él.
En este convulso tiempo, la urgencia más notable de la democracia, es que se nos presenta urgida de demócratas, que la defiendan con el suficiente vigor cívico y la preserven para el conveniente disfrute de las próximas generaciones. En este contexto hay que situar la crisis de la democracia en Venezuela y el resto de América Latina, en un espacio que no implica procesos de rupturas catastróficas, pero sí manifiestas debilidades estructurales y riesgos representados por el insurgente caudillismo, corporativismo, clientelismo, autoritarismo o cooptación de las instituciones. Además del PIB, padecemos de un déficit de demócratas y en consecuencia de democracia.
El filósofo político John Dunn afirmaba que la confianza mutua se encuentra en el núcleo de todos los procesos políticos y reiteraba un tema que se remonta, al menos, a Thomas Hobbes y a John Locke. También nos ha llegado a través de los escritos de Tocqueville, Simmel, Tönnies, Durkheim, Weber, Parsons, Coleman y Luhmann. En fechas recientes, el tema ha sido reformulado con fuerza por los autores de la escuela del capital social. De acuerdo con ellos, la confianza social es el elemento central en un complejo virtuoso en el cual un conjunto de actitudes, como la mutualidad, la reciprocidad y la confianza, se asocian con la participación social y la implicación en asuntos comunitarios y cívicos. Estos contribuyen a construir las instituciones sociales y políticas necesarias para unos gobiernos democráticos y eficientes. Para la elite política del mundo opositor venezolano es capital importancia y necesidad, poder generar confianza entre sus seguidores, quienes sobreviven atomizados sin representar un peligro serio –en términos electorales- para el régimen, pero que a su vez integran el 80% del rechazo a la gestión de Nicolás Maduro.
En una muy buena medida los ciudadanos del mundo estamos desconectados de nuestras realidades más inmediatas. Esa circunstancia que describo, es una condición impuesta por los rigores de la postverdad, la progresiva desafiliación política de los ciudadanos y la conjura de los Fake News. Los medios de comunicación como las organizaciones políticas han perdido casi por completo su capacidad de intermediación entre el estado y los ciudadanos. Esa anorexia política decreto la muerte de la política como la habíamos conocido para dar paso a este estado insomne de muerte civil. Son otros los agentes y los modos de interacción que hacen posible la instauración de modelos políticos más cercanos a filosofías totalitarias como el fascismo, y con mayor rigor un populismo viral y contagioso.
El rápido avance de las tecnologías de la información y la comunicación ha tenido un profundo impacto en la democracia en todo el mundo. Han proporcionado nuevas plataformas para la movilización cívica y la difusión de noticias y comentarios, pero también están sujetos a censura, vigilancia y explotación por parte de fuerzas antidemocráticas. Con respecto a la libertad en Internet – el nuevo espacio público- la ONG Freedom House contrarresta la creciente ola de control gubernamental sobre Internet. Al mismo ritmo de crecimiento del deterioro de las instituciones democráticas, se expande un irracional y agresivo control sobre los medios, los periodistas, sobre la libertad de expresión y acceso a la información.
LA PANDEMIA COMO INSILIO
Son múltiples los factores que dibujan esa realidad, entre las cuales yo destaco una alta cuota de responsabilidad acreditable al gravoso insilio que hemos padecido desde el año 2.020. Ese particular encierro de dos años dentro de nosotros mismos que nos hizo mucho daño. Intento describir un evento sobrevenido por la pandemia de la COVID-19, el cual jugó un papel acelerador en toda esa tragedia, que a su vez se integró a la indetenible erosión de las instituciones fundamentales de la democracia, una condición que se viste de precariedad política y que se expresa en un corrosivo desencanto ciudadano.
En especial ante las tareas que invoca el arduo trabajo de construir mejores modos de convivencia política, sistemas más creativos de asociación, instrumentos de intervención social estrechamente vinculados a la tecnología y los adelantos de la ciencia política, así como otras falencias. La lista es interminable.
Somos sin saberlo prisioneros de la nefanda influencia del populismo viral que asola al mundo moderno. Observamos, como aquellas instituciones de la sociedad democrática, han sido deconstruidas para dar paso a unas maneras de ejercicio político totalmente divorciadas de la génesis de nuestra esencia y del saber hacer de la política. Así como los juristas sentencian que actualmente en Venezuela no existe estado de derecho, desde mi óptica de periodista, advierto que no existe en este momento espacio público donde construir las relaciones de intercambio que han de caracterizar a una sociedad democrática.
Somos víctimas de un lacerante populismo, que no solo erosiono las instituciones fundamentales de la democracia, sino que nos retrotrajo a un ámbito de valoraciones esotéricas y anti-científicas acerca del poder, la ciencia y el desarrollo. Nos urge imponer los criterios más acertados acerca del equilibrio entre los poderes públicos, la rendición de cuentas, la autonomía de la justicia, la función de los partidos políticos, así como las limitaciones a la duración de los mandatos presidenciales.
A decir de Fernando Savater la democracia no se puede definir de manera simple. La soberanía del pueblo ciudadano comprende al mismo tiempo la autolimitación de esta soberanía por la obediencia a las leyes y el traspaso de soberanía a los elegidos. La democracia comprende al mismo tiempo, la autolimitación del poder estatal por la separación de los poderes, la garantía de los derechos individuales y la protección de la vida privada. En esta democracia depositamos nuestras mayores reservas, así como nuestra confianza.
El populismo y la desconfianza en las instituciones, en especial, en la capacidad del Estado de atender las demandas ciudadanas, comienzan a debilitar el Estado de Derecho y constituirse en un riesgo para la democracia. Los populistas de hoy, ganan elecciones capitalizando el descontento popular, al cual magnifican apelando a rencores ancestrales y a la incultura política de grandes sectores de la sociedad contemporánea, muy especialmente en la región de América latina, donde parece constituir un fenómeno autóctono e irreversible. Existe entre nosotros un extendido desencanto por la democracia, pero para construir un gran proyecto de país, es urgente proceder a defender con determinación las instituciones autónomas que nos garanticen la vigencia del estado de derecho.
PROPUESTA
A los demócratas se nos exige reaccionar ante ese desolado espacio que nos reduce. Asumo la tarea de identificar algunas tareas- no atendidas aún- y que podrían hacer posible el reencuentro de todos los hijos de la democracia en una sola voluntad y en un solo esfuerzo para su restitución.
1. Construir una narrativa vinculante que nos identifique y acerque con los más variados sectores de la sociedad civil. Confianza.
2. Le hablamos solamente a los militantes y nos invisibiliza una sólida crisis de intermediación.
3. No existe conectividad con nuestros seguidores y la polarización nos reduce a una ecuación suma cero.
4. Es urgente reconstruir el espacio público y asimilar la nueva realidad que han impuesto los medios digitales.
5. Desarrollar nuestros propios modos, canales y sistemas de comunicación con los más diversos espacios de la sociedad. Los medios formales han muerto.
6. Somos terriblemente dispersos y no encontramos comunicacionalmente atomizados.
7. En la actuación de los demócratas hay un marcado déficit organizativo y una deficiente capacidad táctica.
8. Una multiplicidad de agendas, nos enajenan del deber político.
9. No debemos sobrevalorar el activismo en redes sociales. Es útil, pero no concluyente.
10. Las organizaciones políticas deben legitimar sus liderazgos para lograr un efecto de demostración con la SC.
11. Debemos saber escuchar, no lo estamos haciendo y eso no impide contactar con nuestro público meta.
12. Debemos hacer un gran esfuerzo para educar políticamente a nuestros líderes. La soberbia los anula.
13. Nuestros tiempos de respuestas son lentos y por lo general atienden problemas que ya pasaron, o que por lo general no sucederán.
14. Hay que generar confianza y combatir la incertidumbre.
HOJA DE VIDA DE ALFREDO ALVAREZ
Alfredo Alvarez, Licenciado en Comunicación Social, egresado en 1984 de la Universidad del Zulia, MSc en Ciencia Política en la misma Universidad del Zulia en 1988. Recién culminó estudios de IV Nivel en la Especialización de Comunicación Política en la UCAB. Ejerce el periodismo desde 1977, actuando como reportero de la fuente de información política en los diarios de Maracaibo Panorama, El Nacional de Occidente, El Zuliano y Diario Critica, en este último ejerció consecutivamente las jefaturas de Información, Redacción, y la Dirección General del mismo. Durante su permanencia en el Zulia fue docente en la Escuela de Comunicación Social de LUZ entre 1985 y 1987, al frente de las cátedras de Periodismo Informativo y las Prácticas Profesionales.
Combinó su actividad profesional con la consultoria de algunos diarios del interior del país, así como con la actividad publicitaria en la Agencia Publicidad República de Maracaibo y ARS Barquisimeto. Fue asesor de la presidencia de los siguientes organismos: Instituto para la Conservación de la Cuenca de Lago de Maracaibo (ICLAM) IMAU, Hotel del Lago. y Ministerio del Ambiente. Igualmente fue Director de Comunicaciones del Directorio de la Subregión Costa Oriental del Lago, organismo de desarrollo adscrito a PDVSA y CORDIPLAN.
Redactor político del diario El Nacional de Caracas, Asistente a la Gerencia de Planificación Editorial del mismo diario, Moderador del programa de entrevistas “La Noticia”, en compañía de Rosana Ordoñez, Gerente de los Servicios Informativos del Canal 8 VTV, Jefe de Redacción de la Revista Producto, Director Asociado de la empresa L.B Comunicaciones Corporativas, ejerciendo como consultor para los despachos de Defensa, Relaciones Exteriores, Seguros la Previsora, SIDOR, CVG, CSE, Fundación Herrera Luque, Proyecto Bolívar, Asociación Alemo, y Anahoven.
En Barquisimeto se desempeñó como Director Creativo de ARS Publicidad y Gerente de Publicidad y Mercadeo del diario El Impulso, posteriormente fue su Jefe de Redacción. En la actualidad es Presidente de la empresa DBF Producciones C.A, dedicada a la consultoria en el área de las Comunicaciones Estratégicas e Imagen Corporativa. Es asesor de Grupos empresariales locales, Cámara de Industriales, Cámara Inmobiliaria, Cámara de la Construcción, Director del Museo de Barquisimeto y miembro del Consejo Consultivo de la Ciudad. Fue productor y moderador de los programas de opinión De Buena Fuente, trasmitido por Okey 101 FM. y En Línea Directa por Promar TV. Teléfono de contacto 0414-5268460. Actualmente es gerente de Comunicaciones Corporativas y director del programa de Gestión Humana en el Grupo Industrial Polybarq
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