Apoteósico recibimiento a la Divina Pastora en la plaza Macario Yépez

 En medio de la multitudinaria procesión y en hombros del  clero, llegó la imagen de la Divina Pastora a la plaza Macario Yépez, donde el recibimiento fue apoteósico entre aplausos, lágrimas de emoción y el acompañamiento musical, como siempre de la orquesta Mavare, de la UCLA  con una impecable y magistral interpretación.

 No podía ser de otra manera, en ese sitio un 14 de enero de  1856  el padre Macario Yépez ante la Virgen  rogó a Dios que cesará el cólera y ofrendó su vida. Desde entonces, Barquisimeto es epicentro de esta fiesta mariana que convoca a miles de feligreses católicos para un recorrido de 7.5 kilómetros.

Allí, el administrador apostólico de la Arquidiócesis de Barquisimeto, monseñor Víctor Hugo Basabe, expresó que hoy no es el cólera que afecta a la población pero sí otras enfermedades y pidió a Dios finalice el covid-19 en Venezuela y el mundo.

El presbítero estuvo acompañado de 30 sacerdotes de Lara y los obispos de Ocumare, Carora, Maracay y San Carlos.

Madre hoy tu pueblo te recibe con gozo, esperanza y con profunda fe, exclamó Basabe.

Asimismo, le encomendó la formación de los futuros sacerdotes y los convierta en pastores con más “olor a oveja”.

“Te encomendamos la iglesia de Barquisimeto y de Venezuela”. “Encamínanos por el camino sinodal” “Bendícenos Madre y  conduce a Venezuela por el camino de la paz, la prosperidad y la auténtica libertad”, expresó.

Entretanto, la imagen es celosamente resguardada por funcionarios de distintos organismos de seguridad, bomberos de Barquisimeto y del estado Yaracuy así como el cordón de acompañamiento de la Virgen conformado por 1600 jóvenes. De ellos 600 se apostaron en la plaza.

Alertas ante cualquier de situación de salud que se pudieran presentar estaban 40 voluntarios de la Cruz Roja. En las inmediaciones también estaba el personal de 911.

Una vez más, las vías se desbordaron de devotos y las limitaciones físicas no fueron obstáculo para que los devotos de la Virgen acudieran a La peregrinación, quienes hicieron uso de  sillas de rueda, muletas y  bastones.

La edad tampoco fue impedimento, el caso de Antonio Jesús López, de 78 años, quien con paso lento caminó desde la plaza Bolívar de Barquisimeto hasta la plaza Macario Yépez. “La quiero y tengo mucho que agradecerle, y desde que era muchacho todos los años acudo a la procesión”.

Los niños tampoco faltaron, aunque cuando no es recomendable, sin embargo, los padres los llevan para  inculcarles la fe católica desde temprana edad.

Finalizada su estadía en la plaza Macario Yépez continuó la peregrinación hacia la Catedral de Barquisimeto, y miles de feligreses tomaron vías alternativas para poder avanzar entre la barrera humana.

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