El Gobierno de Venezuela ha manifestado su firme rechazo a la reciente alerta de viaje emitida por el Departamento de Estado de EE.UU., calificándola de «hostil» y un acto de cinismo y propaganda política. La alerta, que advierte a los ciudadanos estadounidenses sobre el riesgo de detención injusta, tortura, terrorismo y otros peligros en el país, ha sido recibida con desdén por las autoridades venezolanas, quienes creen que busca desestabilizar la imagen de la nación.
En un comunicado oficial de la Cancillería, el gobierno venezolano critica la falta de autoridad moral de EE.UU. para hablar sobre derechos humanos, citando casos de abuso en su propio territorio, como la separación de familias y condiciones inhumanas en centros de detención. «Las imágenes de niños en jaulas y deportaciones arbitrarias siguen estremeciendo al mundo», reza el texto, enfatizando la hipocresía que, desde su perspectiva, caracteriza a la administración estadounidense.
Además, el Gobierno asegura que la alerta no tiene como objetivo la protección de los ciudadanos, sino que es una herramienta de guerra psicológica y desinformación. Esta postura refleja la creciente tensión entre ambas naciones y la lucha por controlar la narrativa en un contexto de crisis y polarización política. La respuesta venezolana destaca la complejidad de las relaciones internacionales y la importancia de los derechos humanos en el debate global.