Una búsqueda desesperada, que movilizó a miles de personas y a todas las fuerzas de seguridad de un país, tuvo un final sencillamente desgarrador, tal como lo describe el portal “2001”.
Lo que comenzó como un drama familiar terminó en un horror, cuando los cuerpos de un hombre de 28 años y de sus dos hijos, de dos y seis años de edad, fueron encontrados dentro de un vehículo sumergido en un arroyo.
Este espantoso hallazgo, en las cercanías de una pequeña ciudad de Uruguay, puso fin a una búsqueda que duró varios días y que mantuvo en vilo a todo el país.
La desaparición y los momentos de terror
Todo comenzó cuando la madre de los niños denunció su desaparición, después de que su expareja se los llevara por la fuerza el pasado miércoles 3 de septiembre.
La mujer, desesperada, recurrió a las redes sociales para pedir ayuda, y compartió fotos de sus hijos y del auto en el que se los habían llevado.
Sus publicaciones se viralizaron rápidamente, y una de sus súplicas en un video conmovió a todos:
«Necesito ayuda de la gente que se movilice conmigo. Por favor, ayúdenme, me estoy muriendo, por favor», decía.
La denuncia inicial por el secuestro alertó a las autoridades, que, de inmediato, lanzaron una operación masiva, que involucró a todas las fuerzas de seguridad uruguayas: la Policía Nacional, la Guardia Republicana, Bomberos, la Armada, la Prefectura, e incluso el Ejército con helicópteros y buzos de la Armada.
El Ministerio del Interior coordinó los esfuerzos de búsqueda, y una alerta de Interpol se emitió para facilitar la captura del hombre.
¿Quién era el asesino?
El hombre, identificado como Andrés Morosini, tenía un historial de violencia. Había trabajado en la construcción, pero su vida estaba marcada por antecedentes penales y por una orden de restricción por violencia de género, solicitada por la madre de sus hijos.
Según el medio impreso “El País”, a pesar de esto, él ya había intentado llevarse a los niños en otras ocasiones.
La relación de la pareja había sido altamente conflictiva, y los episodios de violencia doméstica habían llevado a la mujer a denunciarlo y a separarse, e incluso, a la antes referida orden de restricción.
Pero, después de días de búsqueda, la esperanza se desvaneció por completo.
En la mañana del viernes 5 de septiembre, la policía finalmente encontró lo que buscaba, pero a unos tres metros de profundidad: En las aguas del arroyo Don Esteban, el automóvil del padre estaba sumergido, con los cuerpos sin vida de los tres ocupantes, es decir el adre secuestrador y los dos pequeños, ambos completamente inocentes en esa conflictiva relación conyugal.
Casos similares en Uruguay
La tragedia en el arroyo “Don Esteban” se suma a una serie de crímenes con características similares que conmovieron a Uruguay en los últimos años.
En 2018, el país se vio sacudido por el caso de la niña Valentina Walter, quien fue asesinada por su padre en un contexto de violencia intrafamiliar.
El hombre, después de asesinar a la pequeña, se suicidó, al tiempo que dejó una nota que conmocionó a la opinión pública.
Otro caso que generó alarma fue el de la joven Luz Marina Goñi, en 2021, quien fue asesinada por su expareja en un contexto de violencia de género.
El hombre, tras el crimen, también se quitó la vida (RG).
