El 3 de agosto de 1950 no hubo tiempo para el miedo, hace 72 años bastaron sólo 10 segundos para derrumbar la evidencia de la historia colonial cuando ocurrió un terremoto, una de las mayores tragedias en El Tocuyo, municipio Morán, del estado Lara.
Comentan sobrevivientes tocuyanos que durante los primeros minutos sólo hubo angustia por la suerte de los familiares.
En aquel momento todo fue incertidumbre y dolor por la ciudad caída. Casi en el acto la gente comenzó a llegar a la plaza Bolívar, de El Tocuyo, pero una insistente lluvia, acompañada de sucesivos y reiterados temblores, uno de éstos muy intenso, al día siguiente hizo pensar que la catástrofe se repetiría y se dificultaba controlar la situación.
En 1950 en El Tocuyo existían los templos: La Concepción, San Francisco, Santo Domingo, Santa Ana, San Juan y La Balvanera. Entonces Belén, – también templo y antiguo hospital real de El Tocuyo culminado el 18 de abril de 1625, el primero de Venezuela – se convirtió en ruinas.
El terremoto, con epicentro en las cercanías de esta población, cambió por completo la fisonomía arquitectónica de la Ciudad Madre. Sin lugar a dudas, uno de los terremotos más destructivos, registrados en el territorio venezolano. 93% de las viviendas se desplomaron y la mitad restante quedó en malas condiciones.
En la “Ciudad de Los Siete Templos” solo quedó uno en pie: la iglesia Nuestra Señora de la Concepción, blanquísima y acogedora representación de lo que fue aquella antigua capital colonial. El templo resguardó cuidadosamente en su interior el retablo de la Inmaculada que fuera enviado a El Tocuyo por Felipe II en 1547, único en su estilo en toda Venezuela.
Política de Concreto
Lo ocurrido el 3 de agosto de 1950 fue una catástrofe, pero no son pocos los que consideran que la mayor tragedia fue la política del concreto que impuso la dictadura de Marco Pérez Jiménez.
A El Tocuyo llegaron contratistas venidos de todo el mundo, sobre todo europeos. La primera orden fue acabar con lo que quedaba en pie. La segunda iniciar la construcción de la modernidad.
¿Qué pasó en El Tocuyo?
El terremoto apenas había hecho la obra de un “niño de pecho”, comparado con lo que traían quienes afirmaban que venían a reconstruir la ciudad. Camiones con toda clase de implementos devastadores avanzaron de pronto pueblo adentro, entre ruinas y no ruinas. Todo era empujado torrencialmente por las poderosas cuchillas de los tractores, y el confuso montón alimentaba la voracidad de la caravana de camiones que sin parar iba botando al viejo Tocuyo colonial.
Pedro Timaure