En un giro inesperado que ha sacudido los pasillos de la monarquía británica, Sarah Ferguson, perdió oficialmente el título de Duquesa de York después de que su exmarido, el príncipe Andrés, renunciara voluntariamente al ducado que le había sido otorgado por la reina Isabel II en 1986. Con esta decisión, se pone fin a casi cuatro décadas en las que Ferguson fue conocida por ese título, incluso tras su divorcio en 1996. A partir de ahora, tanto ella como el príncipe Andrés dejarán de usar cualquier referencia al ducado de York.
Una decisión que marca un antes y un después
La renuncia de Andrés se produce tras semanas de revelaciones sobre correos electrónicos entre él y el convicto Jeffrey Epstein, que han reavivado uno de los capítulos más polémicos en la historia reciente de la monarquía británica. Según publicó el Mail on Sunday, en uno de los mensajes el príncipe escribía a Epstein: “Estoy tan preocupado por ti como tú por mí. Parece que estamos juntos en esto y tendremos que superarlo”.
Aunque Andrés deja de ser duque, sigue ostentando el título de príncipe por nacimiento y continúa siendo octavo en la línea de sucesión al trono. Sarah, por su parte, vuelve a ser simplemente Sarah Ferguson, un nombre que ha usado de forma profesional desde hace años, especialmente en su faceta como autora, presentadora y filántropa.
Una fuente cercana a la familia real citada por HELLO! asegura que Ferguson “apoya completamente la decisión de su exmarido y siempre hará lo que crea mejor para el rey”. Según la reportera real Danielle Stacey, la pérdida del título no implicará grandes cambios en su vida cotidiana, ya que “Sarah ha utilizado su nombre de soltera en el ámbito profesional desde su divorcio y mantiene una agenda independiente”.
La sombra del escándalo Epstein: revelaciones que precipitan la caída
Detrás de este movimiento se ocultan las repercusiones del caso Jeffrey Epstein, el financiero estadounidense condenado por delitos sexuales, cuya red de influencias alcanzó hasta la familia real británica. En septiembre de 2025, medios como The Sun y Mail on Sunday publicaron un correo electrónico de 2011 en el que Ferguson se disculpaba ante Epstein por haberlo relacionado con la pedofilia, describiéndolo como un “amigo fiel, generoso y supremo”.
El mensaje, que contradecía su postura pública de distanciamiento, desató una tormenta mediática. Varias organizaciones benéficas, entre ellas Julia’s House, rompió lazos con Ferguson tras la filtración.
El Príncipe Andrés, mientras tanto, continúa en el epicentro de la controversia. Tras su acuerdo extrajudicial con Virginia Giuffre, quien lo acusó de abuso sexual —acusaciones que él niega—, Andrés ha perdido todo rango oficial y es considerado persona non grata en el entorno de su hermano, el Rey Carlos III. Ferguson, pese a estar divorciada desde 1996, ha seguido compartiendo residencia con él en el Royal Lodge de Windsor, una convivencia que muchos califican de “extraña fidelidad”.
Qué cambia para la expareja real
A pesar de la pérdida de los títulos, la vida cotidiana de los exduques apenas sufrirá alteraciones. Andrés y Sarah continúan viviendo en el Royal Lodge de Windsor, una propiedad del Crown Estate que el príncipe alquila mediante un contrato privado. Según fuentes cercanas, esta situación no se verá afectada por las decisiones recientes del Palacio de Buckingham.
El título de duque de York tiene una relevancia histórica en la familia real británica: tradicionalmente ha sido concedido al segundo hijo del monarca reinante. El padre de Isabel II, el rey Jorge VI, también fue duque de York antes de ascender al trono en 1936, lo que confería a este título un valor sentimental especial para la difunta reina.
Consecuencias en cascada: ¿Qué pasa con Beatriz y Eugenia?
Con el ducado de York en entredicho, las princesas Beatriz y Eugenia podrían enfrentar también un cuestionamiento público sobre sus privilegios. Aunque sus títulos no dependen directamente de su madre, el deterioro de la imagen familiar amenaza con salpicar su reputación.
En redes sociales, el debate es intenso: algunos celebran el fin del título como “justicia tardía”, mientras otros lo ven como un intento de Ferguson por “salvar la marca Fergie” antes de un posible veto institucional. Un tuit viral de LBC resume el sentir popular: “Durante años fingieron que nada pasaba. Ahora el silencio se les ha vuelto en contra”.
El ocaso de una era

A sus 66 años, Sarah Ferguson enfrenta un futuro incierto. Aunque ha logrado reinventarse como autora y filántropa, el eco del escándalo amenaza con eclipsar su legado. Según Hello! Magazine y USA Today*, la eliminación del título de sus redes sería una medida preventiva ante la inminente revisión de honores vinculados a la Casa de York.
¿Es este el final de una era de privilegios reales? Tal vez. Pero también podría marcar el inicio de una nueva etapa en la que figuras como Ferguson intentan reconstruirse fuera del paraguas de la monarquía.
Fotos: AFP News