Las calles empedradas de Pamplona volvieron a temblar este julio con el estruendo de los encierros, en una edición 2025 de las fiestas de San Fermín que reafirma su legado como una de las celebraciones más intensas del mundo. Desde Venezuela, donde las tradiciones patronales resuenan con fuerza, nos preguntamos: ¿qué sostiene este espectáculo de toros, fe y valentía que atrae a miles? La respuesta yace en una historia que se remonta siglos y se renueva cada año.
Todo comenzó en el siglo XIV, cuando los ganaderos conducían reses por las calles hacia la plaza de toros, un acto que se formalizó en 1591 con las fiestas en honor a San Fermín, el primer obispo y mártir de Pamplona. Inicialmente una celebración religiosa, las ferias comerciales de julio transformaron el evento, y la audacia de los corredores locales lo convirtió en un rito de coraje. La fama llegó en 1926 con Ernest Hemingway, cuyo The Sun Also Rises llevó el encierro a los rincones más lejanos del planeta.
¿Cómo ha sobrevivido esta tradición ante el paso del tiempo y las críticas modernas? Con más de 400 años, San Fermín combina devoción medieval con una energía contemporánea que desafía los debates sobre el bienestar animal.
San Fermín 2025
Este año, el txupinazo del 6 de julio, acompañado de un mensaje de apoyo a Palestina con pancartas como “Somos todos Palestina”, marcó el inicio frente al Ayuntamiento, donde miles vestidas de blanco y rojo entonaron “¡Viva San Fermín!”. Los encierros, de 8 a.m. a 8:15 a.m. diarios, atrajeron a 1.369.000 espectadores según RTVE, con el primero (7 de julio) completado en 2 minutos y 37 segundos por toros de Fuente Ymbro, dejando cinco contusionados. El 8 de julio, un toro rezagado de Cebada Gago extendió la carrera a 5 minutos y 22 segundos, con un herido por cornada y siete contusionados. El 10 de julio, Victoriano del Río marcó un récord de 2 minutos y 19 segundos, aunque dejó siete heridos, mientras que el 12 de julio un murciano sufrió una cornada con Jandilla y el 13 de julio otro cayó antes del inicio. Anécdotas como la de José Mari García Mina, cuya caída en 1922 ante los Miura inspiró a Hemingway y fue recordada por su bisnieto en RNE, añaden sabor a esta edición.
Pero San Fermín es mucho más que toros. La comunidad pamplonesa se vuelca en un programa que abarca tradiciones y modernidad. Las mañanas comienzan con las dianas, despertadores musicales que recorren barrios como el Casco Viejo, tocados por charangas locales que invitan a vecinos a unirse con pañuelos rojos al cuello. Las plazas se llenan de puestos de churros, bocadillos de tortilla y kalimotxo—mezcla de vino tinto y cola—, mientras familias preparan alubias de la abuela o cocidos en casa para compartir. Por la tarde, los gigantes y cabezudos, figuras de madera y cartón pintado que representan reyes y personajes históricos, desfilan al son de tambores, con niños persiguiéndolos entre risas. ¿Qué une a esta gente? La sensación de pertenencia, como se ve en las verbenas nocturnas, donde jóvenes y ancianos bailan jotas navarras bajo las estrellas.
Las tardes traen los fuegos artificiales desde la Ciudadela, un espectáculo que en 2025 incluyó pirotecnia sincronizada con música, atrayendo a miles a las murallas. Los corralillos, espacios donde se preparan los toros, se convierten en puntos de reunión, con voluntarios locales asegurando el orden. Las peñas, grupos sociales como La Jarana o Los de Bronce, organizan desfiles con sus propias bandas, vistiendo camisetas a rayas y bebiendo en porrones de vino. El 14 de julio, Sorotan Bele cerró el festival en la Plaza del Castillo con un concierto que mezcló rock y folklore, mientras la comunidad limpiaba las calles en una muestra de solidaridad.
Con un costo de 3 millones de euros y 16 muertes históricas, la última en 2009, las protestas por los toros persisten, pero la comunidad responde con orgullo. Artesanos locales venden pañuelos rojos tejidos a mano, y asociaciones como ANPBA supervisan el bienestar animal, aunque los debates continúan. San Fermín 2025 refleja un espíritu universal: el de una comunidad que vive su cultura con pasión y entrega.
Fotos: europapress.es
