Sentada sobre un cartón en el suelo Rafaela Roa Daza, oriunda de Quíbor, municipio Jiménez. A su alrededor, estaba un bolso, una sábana y un termo mientras aguardaba por información sobre la salud de su familiar hospitalizado en el Hospital Universitario Antonio María Pineda (Hcuamp), de Barquisimeto, estado Lara.
“Debería haber un parlante para llamar a los familiares porque a veces no se escucha, y cuando sale el señor a pegar gritos todos estamos atentos”, agrega.
En medio de la incertidumbre, se preguntaba qué más le solicitarían para su familiar. Todo esto, a pesar de que su cuenta bancaria apenas tiene fondos. Una situación de penuria que se repite en cientos de personas que aguardan en los alrededores de la capilla, en las adyacencias del servicio de Emergencia del centro de salud.
Agotados por el cansancio, las personas se duermen en el piso, otras se sientan, conversan y comparten sus penas y anécdotas. Entre ellas, una señora mayor se dedicaba pacientemente a tejer para distraerse, quien calificó la situación como “una pesadilla que no se lo deseo a nadie”, dijo.
A los familiares les dejan permanecer en los alrededores de la capilla es hasta las 5:00 pm. “Aquí no tienen compasión con nadie” -dice Daza – “Un día nos desalojaron a plena lluvia y corrimos a resguardarnos bajo el techo frente a la Emergencia y también nos sacaron de ahí”.

Las personas que viven en la ciudad tienen la posibilidad de regresar a sus hogares para asearse, pero quienes residen en municipios foráneos o en otros estados enfrentan una situación mucho más complicada, según relatan los afectados.
“Es horrible no tener un lugar donde bañarse. No he podido ir a Quíbor, ya que el pasaje cuesta 200 bolívares. Además, si no tengo 30 bolívares no puedo alquilar el baño, dice Daza.
Esto ocurre mientras la sala de espera, denominada Esperanza Divina Pastora está en franco deterioro. Una obra inaugurada en 2010 con una inversión superior a 12.000.000 fuertes, declaró el gobernador de Henri Falcón, como gobernador del estado Lara.
Muchos esperan “la bendición” para poder comer
“Aquí para todo hay que tener plata, para ingresar a mi familiar pidieron una fotocopia de la planilla de ingreso y costó 60 bolívares y para entrar en Observación otra”. Estar conectado es fundamental, y en ciertos negocios ofrecen acceso al wi fi por 24 horas a un costo de 150 bolívares.
En los espacios públicos y más en este debería haber wi fi gratis, expresa Daza.
Las horas de desayuno, almuerzo o cena no cuentan cuando el dinero escasea. En estos días solo he comido “las bendiciones», así lo denominan los evangélicos que acuden al lugar a donar arepas, sándwich y jugos. También oran y nos dan aliento, describe.
Una mujer, que dijo llamarse Patricia, decidió alejarse unos metros del grupo porque el llanto de las personas le resulta muy impactante. Algunos lloran por la pérdida cercana de un ser querido, mientras que otros lo hacen por la incertidumbre y la preocupación. Es una situación desgarradora que nos recuerda cuán valiosa es la salud y el difícil precio que muchas veces tiene.
Desidia gubernamental
En medio de la conversación, suele surgir el recuerdo la sala de espera, o Centro de la Esperanza Divina Pastora, una edificación con capacidad para albergar a 180 personas. El objetivo era ofrecer a los familiares de los pacientes un sitio digno donde aguardar.
Sin embargo, en 2017 dejó de funcionar. Desde ese momento, una parte del edificio fue asignada para albergar una oficina de la Unidad de Atención a la Mujer (Inamujer), aunque también permanece fuera de servicio. Mientras tanto, la infraestructura evidencia un marcado abandono y signos evidentes de deterioro.
La edificación estaba organizada en dos niveles. En la planta baja se encontraba el restaurante, reinició actividades, en el área contigua, estaba una sala equipada con cómodas sillas, televisores, 12 filtros de agua, baterías de respaldo y una farmacia que aún continúa en funcionamiento en el lugar.
Mientras que, la planta superior funcionaba la sala de descanso con butacas reclinables, aire acondicionado, baños con ducha y televisores para mayor comodidad.
También se implementó un sistema electrónico de interconexión con el servicio de emergencia, diseñado para mantener informados a los familiares sobre el estado del paciente a través de monitores y altavoces, que actualmente hacen tanta falta y solo existen en el recuerdo. AC