Reseña de la Añoranza/ Iván Brito López
Casta Joaquina Riera Camacho figura esencial del siglo XX larense
Como lo diría el siempre y gratamente recordado, Manuel Felipe López, consecuentes con nuestra línea, que es ya parte de nuestro estilo personal de vida, hoy dedicamos la presente entrega de Reseña de la Añoranza a la memoria de esa gran mujer que fue Casta Joaquina Riera Camacho, mejor conocida como Casta J. Riera, fundadora de una casa de estudios, institucionalizada desde 1937 no sólo por su carácter docente, sino también por la raigambre de afectos que concentró de varias generaciones agradecidas de la formación allí recibida y las orientaciones que en consecuencia, les proporcionó un asidero firme con que responder a las incuestionables necesidades del vivir.
En 1937, Barquisimeto era aún un pueblo pequeño bucólico y gentil, pero que sin embargo desde su pujante Calle del Comercio, dominaba la comercialización de productos acabados y materias primas para los estados circunvecinos, debido a su envidiable ubicación geográfica y su comunicación directa al mar por vía férrea a través del Ferrocarril Bolívar desde 1891.
Casta Joaquina Riera Camacho, había nacido el 1º de enero de 1910 en la población de Churuguara en el estado Falcón, siendo hija de Solón Riera y Joaquina Camacho, cuyo clan familiar se traslada a Barquisimeto estado nuestra homenajeada de hoy muy niña. El crepúsculo entonces, se le apretujó en el alma para no salir más de allí y su encendido colorido flameó en su espíritu hasta el momento culminante de su vida ejemplar, como mujer esencial del Siglo XX larense, cuya desaparición física acaecida el 26 de octubre de 1974, arriba a los 50 años, motivo por el cual se han organizados varias actividades, donde igualmente se ha sumado un fibra importante de la ciudad, como lo es la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, que ha brindado los espacios de la Galería Rafael Monasterios, para que sirvan de escenario del acto conmemorativo de la sensible partida de esta colosal figura femenina, que en su momento enlutó a la sociedad barquisimetana en general.
La actividad de lanzamiento del Año Jubilar, prevista a efectuarse en la Galería Rafael Monasterios será el próximo jueves 24 de octubre, la cual contará con el siguiente programa:
– 9:00 am. Recibimiento de los asistentes e invitados
– 9:30 am. Palabra de bienvenida a cargo de Yuyita de Chiossone, Directora de la Fundación Amigos del Casco Histórico de Barquisimeto “Dr. Francisco Cañizales Verde”.
– 10:00 am. “La Casta J. Riera que conocí. Semblanza de una mujer ejemplar desde la cercana mirada de un familiar” por parte de la Dra. Josefa Arocha.
– 11:00 am. Actuación musical a cargo de la Profesora Blanca Pulido, Jefe de la Licenciatura de Música del Decanato Experimental de Humanidades y Arte de la UCLA.
De la misma forma, se efectuará una Sesión Especial conmemorativa de los 50 años de la desaparición física de Casta J. Riera, por parte del Consejo Legislativo del estado Lara, la cual tendrá lugar el sábado 26 de octubre, donde será Orador de Orden, el estimado Dr. Jairo García, quien seguramente ofrecerá una magnífica pieza oratoria dada su reflexiva sensibilidad humanística.
Nosotros, por nuestra parte que hemos tratado siempre enrumbar nuestros pasos hacia lo positivo, hacia lo edificante y motivador, lo hemos hechos si bien es cierto con preocupación, también lo hemos hecho con alegría y entusiasmo, en la seguridad que nuestro modesto aporte contribuye de alguna manera, a fomentar lo bueno, lo correcto, lo honesto que muchas veces aunque parezca mentira, subyace latente en la historia y tradición de nuestro pueblo, con honda raíz telúrica de inconmovibles cimientos. Por ello, al enarbolar el nombre de Casta J. Riera, nos hermanamos con gusto y satisfacción a esta justa conmemoración que nos marca un incuestionable derrotero a seguir como ciudadanos útiles, ya que esta mujer fuera de serie fue una especie de resplandeciente atalaya señaladora de rumbos ciertos, a quien jamás se le oyó levantar su voz en negativo descontento, como bien lo expresó Manuel Felipe López, en el acto de graduación de una nueva promoción del Instituto Comercial Mosquera Suarez efectuado en el Teatro Juares el 8 de agosto de 1968, señalando igualmente que, jamás se le oyó una queja, que no fuese simple lamento que la fortificaba para seguir adelante, pues desde 1939 había fundado la Asociación Cultural ;Mosquera Suárez, que funcionó en paralelo con su Instituto Comercial Mosquera Suárez, instituciones ambas vinculadas desde 1940 a su excelente Revista “Alas”, un órgano divulgativo del acontecer cultural, docente y político de la ciudad y su gente y aun de los distintos rincones de la geografía interiorana larense, llegando a cobrar ribetes nacionales con su renombrado Concurso Literario Anual.
Indiscutiblemente, Casta J. Riera fue educadora de acendrada vocación, periodista de sobresaliente actuación, brillante animadora sociocultural, propulsora de la elevación de las letras y productora radial de admirable actuación profesional. Sin embargo, toda esa descollante figuración estaba enmarcada como estratégicas actuaciones conducentes a fortalecer su objetico concreto, el de elevar la significación de la mujer, el de elevar la dignidad de la mujer más allá de los fogones, de la crianza de los hijos y la atención del hogar.
En tal sentido, Casta J. Riera fue una visionaria de avanzada en la reivindicación del rol de la mujer en cuanto a su inserción a la dinámica socioeconómica de la ciudad y por esto desde el Instituto Comercial Mosquera Suárez entregó su espíritu a esta titánica empresa vista a la distancia, esparciendo inteligentemente atenciones y trabajo solícito o eficaz, tanto en la presencia física o espiritual en muchas organizaciones, desde donde asimismo proyectaba siempre algo útil y a veces hasta decisivo para la salud moral y espiritual de la comunidad.
En la Liga Antituberculosa, en la Sociedad Amigos de Barquisimeto, en el Ateneo y tantas otras organizaciones de servicio desinteresado, fue obligada su presencia, donde su nombre, el de casta J. Riera, se traducía en abnegación y dedicación absoluta al servicio comunal. A ella, recordaba Manuel Felipe López en el acto del teatro Juares de 1968, se debía el honor de que fuese escuchada su voz junto a la consagrada por pura y por castellana, del Dr. Alberto Castillo Arráez, figuras que por espacios de 30 años discurrieron llenando de emoción y de aristocrático acento literario las actividades organizadas por Casta J. Riera, donde se paseó una insigne pléyade de hombres de talento que formaron en su momento la vanguardia de la inteligencia nacional, como Salvador Garmendia y Ramón Escovar Salón por citar dos solamente.
Nuevamente, nuestra impronta intelectual tiene la formidable oportunidad de dar rienda suelta a la evocación de otros días, cuando vernáculos artistas dejaron sentir con desprendida generosidad el latir de su corazón a través de sus composiciones e instrumentos musicales, al esparcir melodías con sus aires sutiles unas veces, arrogantes otros, decidores los más de armonías fascinantes transparentadas en el vals larense, o del entusiasmo presente en el golpe tocuyano, como en las diversas expresiones auditivas que identifican el arte musical de nuestra región, donde su gente amalgamando el silbido del viento y el canto del turpial, formaron una policromía que tradujeron al pentagrama con nobleza y sentires del alma, como un Simón Wohnsiedler Morán y la grandilocuencia de sus valses y la sencillez beata del Himno de la Divina Pastora, Napoleón Lucena y la riqueza tonal de su ingenuo romanticismo propio del Siglo XIX o la inquietante filigrana melódica de Antonio Carrillo, quien superó la armonía valsística matizándola de audaces acordes, para no mencionar sino tres que elevados en su propio pedestal, perpetuaron sus nombres en el tiempo a través de su obra con signos de inmortalidad.
Esta especie de paréntesis que hemos hechos en esta evocación de Casta J. Riera, era necesaria por temperamento y por naturaleza nuestra, pues, Casta Joaquina, fue factor primordial en el rescate que hubo que emprender del incuestionable patrimonio musical más que de Lara de Venezuela toda, como lo es la Orquesta Mavare, que gracias al ímpetu volcánico de ese otro gran adalid de la ciudad que fue Raúl Azparren, quien tuvo a bien crear el Comité Pro Orquesta Mavare, que venciendo muchos aspectos negativos, logró mediante la constancia y entusiasmo de sus integrantes, salir adelante logrando así la conservación de esta querida agrupación orquestal, para que en cada interpretación nos entregasen un pedazo de Barquisimeto, como lo sigue haciendo en la actualidad bajo la tutela de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado.
En esa estoica misión, vibró la energía estimuladora de Casta J. Riera, como parte del Comité Pro Orquesta Mavare, en su condición de Directora de Cultura de la Sociedad Amigos de Barquisimeto, todo ello en su empeño por servir y tratar de estabilizar la vida de esta institución musical patrimonio cultural de Venezuela y el mundo, no porque esté así declarada oficialmente, pero si por su insoslayable significación cultural.
Durante los 37 años de vida, del Instituto Comercial Mosquera Suárez, la conducción del mismo bajo las riendas de Casta J. Riera, fueron 37 años de un espíritu volcado sobre las cosas buenas, edificantes, constructivas. Fueron 37 años vertiendo íntegramente en el concepto de lo humano todo su empuje en cuanta empresa de significación hubiese, siendo así Casta J. Riera una auténtica “Mujer de Venezuela”, como fuese distinguida por varias instituciones tanto públicas como privadas. En esos 37 años hubo una inscripción de 13.685 alumnos, preparándose para la vida y para la sociedad satisfactoriamente 3.911, según lo refiere Manuel Felipe López con motivo de su último aniversario. Este halagador balance, nos muestra 36 promociones de hombres y mujeres capacitados para la patria grande, preparados para el propio corazón de Venezuela que dieron y algunos siguen dando lo mejor de su eficacia obtenida mediante la buena formación del Instituto Comercial Mosquera Suárez, que bajo la ductora guía de Casta J. Riera se encumbró por sobre las dificultades, sobresaliendo positivamente para beneplácito del desarrollo intelectual, social y comercial de la ciudad, a través del cual la mujer larense fue elevada a planos de superioridad personal, más allá como hemos dicho de los fogones, la crianza de los hijos y los menesteres del hogar, para que pudiesen emprender con dignidad y reconocimiento un camino de eficacia y de utilidad dentro de una sociedad, que gracias a Casta J. Riera, las esperó con los brazos abiertos, respondiendo con hidalga actitud laboral la fe depositadas en ellas por una connatural, por una líder, por una mujer ejemplar, figura esencial del Siglo XX larense, como lo fue Casta J. Riera.
En los siete lustros y dos años, que vivió el Instituto Comercial Mosquera Suárez se efectuaron más de 400 conferencias bajo el patrocinio de Casta J. Riera, quien fundó tres bibliotecas públicas en Barquisimeto y una en Aguada Grande. Nos refiere el profesor Adalberto Olarte (1990), que en 1940 Casta Joaquina inauguró la sala de lectura “José Ramón Alvarado” que funcionó por espacio de 25 años consecutivos, la “Biblioteca Infantil de Lara” en 1947, siendo la primera de su género la cual funcionó durante cuatro años y la “Obrera Circulante”, que apenas pudo funcionar un año por motivos de carácter económico dada su novedosa modalidad. Igualmente, desde el Instituto Comercial Mosquera Suárez se alentó el entusiasmo de la juventud con sus diversos concursos estudiantiles, por no decir nada de su prestigioso Concurso Literario Interamericano para los escritores de la América de habla española, que por varios años colocó a la ciudad de Barquisimeto en el epicentro de la prensa latinoamericana, debido al prestigio alcanzado por medio del referido concurso literario. No obstante, en 1943 Casta J. Riera emprende un nuevo concurso internacional, uno de cuentos sobre la mujer y sus derechos políticos, al cual concurrieron cuatro países, en el momento en que en Venezuela se luchaba por la cristalización del derecho del voto de la mujer en nuestro país, campaña a la que se había sumado con elevada determinación intelectual Casta J. Riera.
El Instituto Comercial Mosquera Suárez, inició sus actividades como hemos dicho el 1º de julio de 1937, en un inmenso caserón que se levantaba en la esquina noroeste de la hoy carrera 17 con la calle 25, donde en la actualidad se encuentra la estatua de Juan Guillermo Iribarren. Allí en aquel robusto inmueble de ostentosa estampa tradicional en otrora casa de habitación del General Aquilino Juares, se inaugura la Mosquera Suárez como se le decía, siendo este sitio el núcleo de disimiles iniciativas, Casta J. Riera no vacila en ofrecer los espacios de aquella inmensa casa, para las reuniones que darían por resultado la creación de la Seccional del estado Lara de la Asociación de Periodistas, la célebre A.V.P. antecesora del Colegio Nacional de Periodista C.N.P.
En tal sentido, traemos a la memoria los comentarios que al respecto dejaron en nosotros figuras protagónicas de aquellos acontecimientos como lo fueron Hermann Garmendia y Manuel Felipe López, los cuales luego escuchamos en detalle de la narrativa de Fulgencio Orellana, quienes recordaban las reuniones que el Instituto Comercial Mosquera Suárez de Casta J. Riera se hicieron para darle forma concreta a la Seccional en el estado Lara de la A.V.P., que en una primera fase tuvo como Secretario General al periodista merideño Carlos J. Pernía, que sin embargo no duró mucho, dándose una reorganización que así mismo tuvo lugar en la Mosquera Suárez y que en definitiva se toma como la fecha genésica de la Asociación Venezolana de Periodista en Lara, que es la del 5 de julio de 1945, donde resulta electa Secretario General Casta J. Riera, cuyo testimonio gráfico, publica en 1983 Fulgencio Orellana en su obra “Genesis y Evolución del Periodismo en el estado Lara”. Luego Casta J. Riera dirigirá las actividades culturales de la A.V.P. por diez años nucleándose su labor periodística en su “Revistas Alas” y en su programa de Radio Barquisimeto “Panorama Cultural Venezolano”.
Posteriormente, los intereses por demoler el centro de la ciudad, obligaron a Casta J. Riera a mudarse de la esquina de la carrera 17 con la calle 24 a la esquina noroeste de la carrera 17 con la calle 30 donde será la más rutilante etapa del Instituto Comercial Mosquera Suárez y su ocaso también. Como la “Revista Alas” y el programa “Panorama Cultural Venezolano”, sus prestigios había rebasado las fronteras patrias, no fue extraño que en su recorrido por Venezuela al llegar a Barquisimeto el escrito chileno Pablo Neruda, el que éste aceptase la invitación de Casta J. Riera, para ofrecer un recital en el Instituto Comercial Mosquera Suárez, como nos lo atestiguara el gratamente recordado Oswaldo Ojeda Olaechea, quien fue uno de los lugartenientes que tuvo el renombrado poeta suramericano en su estancia por tierras crepusculares.
Indudablemente, el Instituto Comercial Mosquera Suárez fue autentico ateneo, de allí miles de jóvenes de clases humildes que no tenían medios económicos para seguir sus estudios de secundaria, aprovechando en aquel instituto los conocimientos mercantiles prácticos impartidos para incorporarse al mercado de trabajo, llegando a proyectarse como una Universidad Popular, que eran las aspiraciones de su creadora. Lamentablemente, el devenir del tiempo y los cambios inexorables que propicia el paso de los años, fue impactando negativamente al Instituto Comercial Mosquera Suarez, a lo que se sumaba el declive de su nervio motor, el deterioro de la salud de Casta J. Riera, quien le fue cuesta arriba mantener sus altos estándares de calidad, ante lo elevado que se hizo los sueldos del personal a tono con las nuevas regulaciones gubernamentales, con las cuales estaba totalmente de acuerdo, pero consideró que para darle oportunidad a los estudiantes, no debía aumentar el costo de la matrícula, además de los muchos y muchas becarias que tenía estudiando en el Instituto como lo había venido haciendo desde 1937.
En aquel ocaso, Manuel Felipe López en su intervención en el acto de la última promoción del Instituto Comercial Mosquera Suárez decía:
“…Lleguen hasta ella, hoy vapuleada por dolencias físicas que no le han interesado en lo más mínimo su espíritu ni su alma, porque estas almas aunque muy sensibles para sufrir dolores ajenos, el impacto de las cosas absurdas de la época y en fin de los avatares de la vida cotidiana, son lo contrario con sus propios dolores: monolíticos, estóicos y rebeldes. El dolor podrá dolerle el cuerpo físico pero a la estructura del alma no le llega ni carca porque está blindada por una formación encontrada y sentida en el conocimiento del hombre por humano, en el avatar cotidiano, en la decepción sufrida por lo negativo de una humanidad traumatizada por un siglo pleno de rencor…”
Felicitaciones a Casta J. Riera…, terminaba Manuel Felipe López su intervención, una felicitaciones que se tradujeron en el torrente humano de una juventud que pasó por las aulas del Instituto Comercial Mosquera Suárez, a quienes les tocó la fortuna de recibir allí su formación para ser útil a los demás, para ser en un mañana líderes del trabajo afanoso por enrumbar nuestros destinos nacionales por caminos seguros, por caminos luminosos hacia metas donde brille el sol para todos con igualdad de resplandores.
Finalmente, se apagó la flama vital de la existencia de Casta Joaquina Riera Camacho, el 26 de octubre de 1974, sus últimos días fueron seguidos con atención por sus seguidores, simpatizantes y alumnos, el ciudadano Gobernador del estado Lara ordenó restringir el paso vehicular por la calle 28 entre las carreras 17 y 18, donde vivía y donde dio su último aliento, silenciándose así el latir una mujer excepcional, realmente ejemplar que fulguró con luz propia, como figura esencial del Siglo XX larense.
Barquisimeto, domingo 20 de octubre de 2024.
Fuentes Consultadas:
Azparren, R. (1978) Barquisimetaneidad, Personajes y Lugares. Publicación de la CANTV al servicio de la cultura. Talleres Escobar. Caracas. Venezuela.
Cámara de Comercio del Estado Lara (1952) Guía Económica y Social del Estado Lara. Editorial Continente. Barquisimeto. Venezuela.
López, M. (1968) Discurso Pronunciado por el Señor Manuel Felipe López con Motivo del Acto de Promoción del Instituto de Comercio “Mosquera Suárez”. No publicado. Barquisimeto. Venezuela.
López, M. (1970) Palabras Pronunciadas por el Señor Manuel Felipe López en la Oportunidad de Presentar al Dr. Ramón Escovar Salón en el Acto de Académico del Instituto de Comercio “Mosquera Suárez”. No publicado. Barquisimeto. Venezuela.
López, M. (1974) Palabras Pronunciadas por el Señor Manuel Felipe López con Motivo del Acto de Promoción del Instituto de Comercio “Mosquera Suárez”. No publicado. Barquisimeto. Venezuela.
Pepper, J. (1940) A Través de Lara. Barquisimeto. Venezuela.
Olarte, A. (1990) Vida y Obra de casta J. Riera. Publicación auspiciada por la Secretaria de Educación de ATAUCLA. Barquisimeto. Venezuela.
Orellana, F. (1983) Genesis y Evolución del Periodismo en el estado Lara. Tipografía Orellana. Barquisimeto. Venezuela.
Silva, W. (1999) Anuario Biográfico del estado Lara. Barquisimeto. Venezuela.
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