El Malecón de dique a barrio

Recientemente, el pasado 12 de octubre, asistimos al Conversatorio sobre las raíces y fundación del Sector, Barrios El Malecón de Barquisimeto, donde fuimos invitados a disertar sobre este interesante segmento de la ciudad capital del estado Lara.

Tal actividad fue promovida por el profesor amigo Oswaldo Rodríguez, oriundo de dicho sector, a quien le hicieron llegar la entrega de Reseña de la Añoranza, que se publicó acá en El Informador Venezuela, el domingo 19 de febrero de 2023, lo que fue el germen para motorizar al Club de Abuelos del Barrio El Malecón, que convocó al “1er Conversatorio, los origines de nuestro barrio MALECÓN”.

En los previos, antes de iniciar el conversatorio, el señor Tomas Angulo, el cronista natural de dicha populosa barriada lo constituye, quien se ha dedicado con esmero a recopilar información sobre el sector y no de ahorita, sino desde que estaba el siempre gratamente recordado don Ramón Querales, uno de los mejores cronistas oficiales que hemos tenido en Barquisimeto sin duda alguna, quien exhibió la copia del Decreto de la Municipalidad de 1914, donde el Consejo Municipal acuerda ampliar los limites urbanos de la ciudad, precisamente debido a su expansión demográfica, pues como se evidente Barquisimeto se extiende de Este a Oeste y al Sur la limita el talud de la pendiente que conduce al Río Turbio, siendo hacia el Norte, la posibilidad más cierta de su crecimiento y en esa época, eso fue comprendido por razones obvias.

De tal manera que de las consideraciones rurales que tenían en 1914 las sabanas de Barquisimeto hacia el Norte luego de la carrera 24, se decidió que dos kilómetros hacia el Norte se expandía el área urbana de la ciudad y con ello crecieron los ejidos de la capital del entonces Distrito Iribarren. Ello se hizo necesario en virtud del poblamiento que fue tomando el sector adyacente a la Estación del Ferrocarril Bolívar, que propició igualmente la construcción de un imponente muro de ladrillo y piedra para represar el agua de lluvia, aprovechando la pendiente de la topografía circundante, que en realidad es bastante irregular, siendo el punto donde aun queda un vestigio del antiguo muro, una especie de embudo.

Para comenzar nuestra disertación, inevitablemente la referencia personal se hizo presente, ya que en nuestra curiosidad estimulada por los cuentos e historias de Barquisimeto de que nos nutríamos en el ínterin hogareño, emergió entonces en nuestras mocedades ese afán por tener las imágenes que atestiguasen esas historias. Comenzamos así en aquellos días a escudriñar los álbumes familiares que contenía el preciado tesoro y en esa apasionante labor, que sigue aguijoneando nuestro ser, nos topamos con una revista, editada por el Ejecutivo del Estado Lara: “Noticiero Larense”, No. 8., correspondiente al Mes de Abril de 1966, en cuyo interior aparece una fotografía del vestigio del robusto muro de El Malecón, cuyo palpitar aun late en la actual Avenida Simón Rodríguez.

Esta alusión personal, fue la antífona de nuestras charla, ya que esa fue la primera vez que nos topamos con el nombre del barrio El Malecón y más aún, con una fotografía de la estructura que le dio el nombre a esta colectividad, que empezó a poblar los aledaños a la inmensa laguna que se formaba gracias al imponente muro, que llamaron El Malecón, que según el amigo Tomas Angulo cronista natural de la comunidad, aquel dique fue levantado entre la Gobernación y el Concejo Municipal, aunque en nuestras modestas indagaciones, Fulgencio Orellana (1977) en su libro “Vivencia, Tradición, Narración”, comenta, citando al libro “Una Ciudad Mercantil en Venezuela” del alemán Erdman Gormsen (1966):

“…que un muro de mampostería construido por la compañía inglesa del Ferrocarril Bolívar, fue para embalsar las aguas de lluvia y así abastecer las calderas de vapor de las máquinas del tren. En esta laguna se abastecía la gente humilde del preciado líquido y también conducían rebaños de animales al abrevadero público. El vocablo “Malecón” fue empleado por los súbditos de Su Majestad para distinguir un dique que se construyó al norte de la ciudad, que vino a ser para Barquisimeto una atracción de muchos años…”

Por su parte, Rafael Domingo Silva Uzcátegui, en el primer tomo de su Enciclopedia larense, en la leyenda de la fotografía que publica en la página 114 de la citada obra, comenta: “…Barquisimeto. El malecón. En la sabana del Norte, detrás de la Estación del Ferrocarril, había un muro, llamado El Malecón, el cual en épocas de lluvia, represaba gran cantidad de agua y se formaba una laguna. Los muchachos de entonces iban a bañarse en ella. El Malecón, por la nombradía que tenía, debido a esos baños, fue una de las cosas típicas del Barquisimeto de ayer…”

El profesor amigo, Oswaldo Rodríguez quien nos fue a buscar a nuestra casa, para trasladarnos al sitio de la actividad, que era el patio central de su casa paterna, al conducir su automóvil por las calles que nos aproximaron al sitio del ameno encuentro, nos permitió apreciar los desniveles y leves pendientes de la topografía de la zona, que de rural pasó a urbana en 1914 y que por la nombradía del muro de contención de aguas levantado por los ingleses, cobró fisonomía propia el nombre de El Malecón. Pero además, ese impresionante muro, constituyó un autentico dique, es decir, una construcción para evitar el paso del agua y que puede ser natural o construido por el ser humano; de tierra, mampostería de piedra u hormigón, que en nuestro caso, fue un alarde de ingeniería por una parte y por la otra de opulencia económica, pues haber gastado la cantidad de ladrillos cocidos que se utilizaron para el robusto muro, significó un trabajo de inimaginable labor artesanal.

Ahora bien, ubiquémonos en tiempo y espacio de aquellos días, cuando los ladrillos eran hechos a mano uno a uno y cocidos en hornos rudimentarios a leña, combustible que en un semiárido en demasiado preciado. Nos preguntamos entonces, cuantos artesanos trabajaron modelando con la arcilla de los aledaños los ladrillos, cuantos leñateros trabajaron buscando el combustible para los hornos que por su rudimentaria fabricación seguro estamos que nos eran de gran capacidad, por lo cual surge otra interrogantes más, cuantos hornos estuvieron dedicados a la cocción de esa monumental cantidad de ladrillos y para que ustedes amigos lectores tengan una idea de la dimensión de lo que estamos hablando, traemos a colación el comentario que nos hizo en una oportunidad del Dr. Omar Soteldo Daza, ingeniero civil de renombrado prestigio como calculista y por su honestidad a toda prueba, que la primera máquina que llegó a Barquisimeto para la fabricación de ladrillos, fue en 1945 y se utilizó en la fabricación del Grupo Escolar República de Costa Rica y aun para esta época el horno de la alfarería que era grande no aumentó sino para 1952, cuando don Ramón Valera amplió su Electro Alfarería Molletones.

Entonces, resulta realmente fantástico retrotraernos en el tiempos e imaginar el gentío que trabajó mezclando la arcilla y modelando ladrillo por ladrillo, los leñateros dedicados a la búsqueda de la leña, surgiendo otra pregunta, que tipo de horno utilizaron, o como cocieron o quemaron esos ladrillos para darle la resistencia que dicho proceso les confiere, para lograr la inmensa cantidad que se empleó en la construcción de El Malecón en 1890 aproximadamente, pues si el Ferrocarril se inauguró en 1891, el gran estanque para proveer de agua a las calderas del tren, debió haber estado antes, y eso no se levantó de la noche a la mañana, mínimo debió haber durante por lo menos un año su construcción.

La Compañía Inglesa como se le llamaba, era la regente del célebre Ferrocarril Bolívar, que desde 1873 unía a las minas de cobre de Aroa con el puerto de Tucacas. Esta empresa jugó un papel fundamental en la consolidación de Barquisimeto como una ciudad de comercio y servicios por excelencia y en consecuencia, de la misma manera consolidó su característica como encrucijada de caminos que ejerce influencia en sus regiones circunvecinas, al inaugurar en 1891 el ramal de vía férrea “Barquisimeto – El hacha”, que unió a la Capital del estado Lara con el puerto de Tucacas.

Gracias a las pericias del lente de estimado amigo Vladimir Ugel, ofrecemos hoy al igual que el domingo 19 de febrero de 2023 los vestigios del antiguo muro de “El Malecón” y que le dio nombre a la barriada que en torno al mismo se fue levantando con los años, el cual se encuentra en el lado oeste de la mediación de la actual Av. Simón Rodríguez (calle 29) entre la Av. Venezuela y la Av. Libertador, como prolongación palpitante, testimonio de aquella fotografía que encontré en 1983 en una revista de 1966, cuyo retrato ahora el profesor amigo Oswaldo Rodríguez, hizo que el artista Junior Herrera lo transformara en imagen tipo comic al estilo de los Simpson.

Por su parte, el señor Tomas Angulo, ha realizado y sigue realizando una fabulosa labor de recopilación, para construir la historia del barrio El Malecón, epicentro de crecimiento del flanco Norte de los limites urbanos de la ciudad, propiciado precisamente por un nuevo elemento de modernidad y progreso que se le incorporó a la dinámica de esta urbe crepuscular, el Ferrocarril Bolívar, de la emprensa londinense “The Bolivar Railway Company Limited”.

El Malecón indudablemente, es la barriada más antigua al norte del viejo casco central de Barquisimeto, mucho antes de “La Estación” y cualquier otra comunidad, pues la Estación vino a ser una solución habitacional levantada por Fundalara, el Ministerio de Obras Públicas y la división de Viviendas de Malariología, que se inauguró a mediados de los años 60 durante la Administración de la Presidencia del Dr. Raúl Leoni.  Entonces ya existía el barrio El Malecón, demostración tangible de como en el génesis de los sitios y parajes barquisimetanos, su denominación está sometida al cambio que la gente del pueblo le da, formando otra idea, un nuevo concepto en su lenguaje y su forma de hacer y ser, en su óptica de la vida, donde surge entonces el folklore de los pueblos del mundo, es así que se forma ese folklor, como el nombre de El Malecón, vocablo que utilizaron los ingleses para denominar el dique que construyeron y a donde acudían pobladores, arrieros y animales a abrevar en sus aguas, uniendo dos circunstancias, una fuente de trabajo que fue el Ferrocarril Bolívar y una fuente de vida como lo es el agua, ello lógicamente determinó la expansión demográfica en el sector, que sin un nombre especifico, al un parroquiano preguntarle a otro donde vives, con llana honestidad responde simplemente en El Malecón, que era el símbolo lingüístico que indicaba ubicación geográfica, como consecuencia de aquella, entonces, superestructura que levantaron los ingleses a finales del Siglo XIX y que fue dinamitada en 1933 por orden del General Eustoquio Gómez, en su condición de Presidente del Estado Lara, ante el desbordamiento que causo graves estragos en la ciudad, debido a un fenómeno climatológico que provocó una intensa lluvia que duró inmisericorde por espacio de 36 hora continuas.

La inauguración de la Estación del Ferrocarril Bolívar, que significó el inicio de una transformación cultural desde todo punto de vista, fue un acontecimiento que tuvo lugar el 18 de enero de 1891. De este acontecimiento Rafael Domingo Silva Uzcátegui reproduce en su Enciclopedia Larense una crónica de la época:

“…La estación de Barquisimeto estaba bellamente exornada para el recibo del Presidente; a la entrada un arco triunfal, desprendiéndose de él tres líneas paralelas de más de cien metros, con telas de colores a cortos trechos, semejando la bandera nacional, que a su vez se encontraba sitiada a los extremos, A las siete de la mañana ya no cabía más nadie según estaban de repletas las localidades e inmediaciones de la Estación, con gentes de todas las clases sociales, hombres, mujeres y niños alborozados y satisfechos, porque se aproxima la llegada del Presidente. Numerosos grupos a caballo, situados en las afueras, le esperaban los primeros. (…) A las ocho apareció el tren con parte de la fuerza nacional y la Banda Marcial; a las nueve, segundo tres repleto con el resto de la fuerza nacional y algunas otras personas; a las nueve y media, en fin, presentóse el tren del Presidente, en que venía el Dr. Andueza palacios, los Ministros de Guerra y Obras Públicas, etc…”

Pues bien, el Dr. Raimundo Andueza palacios, era el Presidente de la República en aquellos momentos, quien se trasladó junto a su gabinete a inaugurar la Estación del Ferrocarril de Barquisimeto, como el punto culminante del nuevo tramo de la vía férrea que se acaba de construir y ese mismo día 18 de enero de 1891, la Compañía Inglesa ofreció un banquete en el almacén de la estación, estando el recinto decorado con banderas de todas las naciones, con alegorías y ramos de flores y en “…la testera del salón habían colocado el retrato del Presidente…” como lo describe Silva Uzcátegui.

Asistieron a dicho banquete, el Presidente con toda su comitiva, al igual que lo más notable de la sociedad barquisimetana, según lo refiere la Enciclopedia Larense. Discurrió en nombre de la Compañía Inglesa el Dr. Luis María Castillo y al terminar éste hizo uso de la palabra el ciudadano Presidente de la República Dr. Raimundo Andueza Palacios.

Estas reseñan nos dan una idea de la gran significación que tuvo el Ferrocarril Bolívar para la región y el país, y dedicaremos nuestra próxima entrega de Reseña de la Añoranza, con lujo de detalles a la evocación de los festejos que propició la inauguración del Ferrocarril Bolívar, por cuya iniciativa se levanto el muro de El Malecón simiente del nombre de esta barriada, donde los “maleconeros” conservan con orgullo su gentilicio e identidad.

Reciban pues, todos los amigos de El Malecón, nuestro reconocimiento, aprecio y admiración por su afán por hacer vibrar su identidad, su gentilicio y transmitirlo a las nuevas generaciones, aprovechando igualmente de hacer público nuestro agradecimiento, por brindarnos la oportunidad de compartir tan grato, aleccionador e interesante momento, que vino a enriquecer nuestro conocimiento de la ciudad y su gente.

Barquisimeto, domingo 19 de octubre de 2025.

Fuentes Consultadas:

  • Silva, R. (1942). Enciclopedia Larense. Tomo I. Impresos Unidos. Caracas. Venezuela.
  • Orellana, F. (1977). Vivencia Tradición Narración. Tipografía Orellana. Barquisimeto. Venezuela.
  • Macias, E. (1952). Guía Económica y Social del Estado Lara. Editorial Continente. Barquisimeto. Venezuela.
  • Silva, R. (1959). Barquisimeto. Historia Privada. Alma y Fisonomía del Barquisimeto de Ayer. Caracas. Venezuela.
  • Noticiero Larense. (1966) Órgano de Prensa del Ejecutivo del Estado Lara. No. 8. Mes de Abril. Barquisimeto. Venezuela.

LA

 

 

 

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