Con tapones de oídos hechos de retazos de tela y con un tapaboca para mitigar el impacto del humo que produce las plantas eléctricas a gasoil o gasolina, es así que la comerciante informal Yirby Prado soporta desde hace casi tres semanas el ruido y el tóxico olor que emiten estos equipos de emergencias, instalados a las afueras de los comercios de origen asiático en la carrera 21 entre calles 30 y 31 de Barquisimeto, los cuales quedaron sin servicio eléctrico a raíz de la explosión de un transformador.
“Es un ruido muy fuerte (…)” dice Prado, quien califica esa situación de tormentosa, razón que la ha obligado a tener que abandonar ese puesto que instaló de manera improvisada en 2023 para buscar ingresos económicos.
Pero tanto a Yirby, como a Miyerli Morillo otra comerciante de la zona, ¿le preguntamos cómo es llegar a casa después de estar todo el día sometidos a este ruido?, y ambas coincidieron que además de provocarles estrés, también han sentido malestar en la garganta y dolor de cabeza.
Morillo, también contó que para ignorar el ruido tratar de caminar de un lado al otro, además relató que el día de la explosión de los tres transformadores, casi sale herida, debido a que su carretilla con chucherías estaba ubicada junto debajo del postal.
Y es que durante la cobertura también pudimos observar que esta problemática también la sufren los niños, y adultos mayores, quienes fuera de cámara alegaron sentirse aturdidos.
Requieren gasoil o gasolina
De acuerdos a los encargados de los comercios, quienes evitaron salir en cámara, si dijeron que a diario deben disponer de 35 a 45 litro de combustible para mantener una nevera y los puntos de ventas con electricidad, esto mientras Corpoelec da respuesta a su solicitud.
Por Anderson Piña Pereira
Fotos: Julio Colmenarez
