El presidente de Colombia, Gustavo Petro, reclamó el martes ante la Asamblea General de Naciones Unidas que «deben abrirse procesos penales» contra el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por el bombardeo de embarcaciones en la costa caribeña, afirmando que las víctimas «no eran del Tren de Aragua (…) ni de (el Movimiento de Resistencia Islámica) Hamás», después de que la delegación de Estados Unidos abandonase la sala por sus palabras.
«Los jóvenes asesinados con misiles en el Caribe no eran del Tren de Aragua que nadie quizás conocía aquí. Ni de Hamás. Eran caribeños, posiblemente colombianos», ha declarado, señalando que, «si fueron colombianos, con el perdón de quienes dominan Naciones Unidas, debe abrirse un proceso penal contra esos funcionarios que son de Estados Unidos. Así se incluye al funcionario mayor que dio la orden, el presidente Trump, que permitió los disparos».
En su último discurso como jefe del Estado colombiano ante la Asamblea General, aseguró que «es mentira que Tren de Aragua es terrorista, solo son delincuentes comunes en forma de banda, agrandados por la estúpida idea de bloquear a Venezuela y quedarse con su petróleo».
Petro criticó que «Trump lanza misiles sobre lanchas desarmadas de migrantes y los acusa de narcotraficantes y terroristas sin ellos tener una sola arma para defenderse», mientras que «los narcotraficantes viven en Nueva York (…) y en Miami y hacen acuerdos con la DEA (la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos) de donde les permiten traficar en África, en Europa, Rusia o China, pero no en Estados Unidos».
Con todo, mientras Petro decía estas acusaciones, la delegación estadounidense ya no se encontraba en la bancada, tras haber abandonado sus asientos y la sala después de que el mandatario colombiano denunciase comparecer «como un presidente descertificado por el mismo presidente Trump» –tras la retirada de Colombia de la lista de países que luchan contra el narcotráfico por parte de Estados Unidos– y acusase a la Casa Blanca de estar vinculada a «la mafia colombiana del narcotráfico».
«Necesitan violencia para dominar a Colombia y América Latina. Necesitan destruir el diálogo e imponer y lanzar misiles asesinos sobre jóvenes pobres en el Caribe», ha asegurado el dirigente colombiano, que ha argumentado que «la política antidrogas no es para detener la cocaína que llega a Estados Unidos», sino «para dominar el pueblo del sur en general».
Europapress
