Desde temprana edad la madre Carmen Rendiles mostró interés por la vida religiosa, consolidando este llamado en el entorno profundamente católico de su hogar y en el Colegio Hermanas de San José de Tarbes.
Nació el 11 de agosto de 1903, sin el brazo izquierdo. Aunque fue rechazada por la vida religiosa de Venezuela, estos acontecimientos lejos de apagar su espíritu, fortalecieron aún más su fe.
La perseverancia de la joven fue premiada el 25 de febrero de 1927 al ingresar a la Congregación de Siervas de Jesús en el Santísimo Sacramento. Tenía 24 años.
En septiembre de ese año inició su noviciado y adoptó el nombre de Hermana María Carmen, consolidando su compromiso con sus votos perpetuos realizado en 1932. Su don de liderazgo y espiritualidad la condujeron a ser maestra de novicias en 1935 y superiores provincial el 1951.
La misión de Madre Carmen siempre se enfocó en promover la devoción al Santísimo Sacramento y brindar apoyo al trabajo apostólico de los sacerdotes mediante la oración y la colaboración activa con ellos. En 1965 tomó la decisión de solicitar la independencia de la rama francesa mientras ejercía como responsable de las provincias de Venezuela y Colombia dentro de las Hermanas Siervas de Jesús del Santísimo Sacramento. Así, fundó su propia Congregación bajo el nombre de Siervas de Jesús de Caracas.
Es recordada por su sencillez, amabilidad, ternura y perseverancia. La madre Carmen Rendiles «tenía predilección por los pobres, los enfermos y los sacerdotes, en quienes no tenía dificultad en ver el rostro de Cristo», se lee en la biografía de Congregación para las Causas de los Santos.
«Perseverancia hasta el final»
«Perseverancia hasta el final» fue su lema hasta el último día de su existencia. Tras un accidente en el que se fracturó su pierna izquierda, y ser sometida a una intervención quirúrgica sin anestesia permaneció internada, durante tiempo mantuvo un rosario en sus manos. Luego de ese accidente se movilizaba en silla de ruedas.
Además, debido a una artrosis solo podía utilizar los dedos índice y pulgar para escribir y realizar la señal de la cruz. Expiró el 9 de mayo de 1977 dejando un legado que permanece vigente mediante su congregación y la obra educativa de los colegios que estableció.
La madre Carmen Rendiles representa un claro ejemplo de cómo la fe y la determinación pueden superar cualquier obstáculo, sirviendo de inspiración para generaciones tanto en Venezuela como alrededor del mundo.
Los milagros
La beatificación de la madre Carmen Rendiles se produjo el 16 de junio de 2018, después de que se aprobara un milagro atribuido a la sanación de la médica Trinette Durán de Branger, ocurrido en 2003, tras sufrir una descarga eléctrica durante una operación en su brazo derecho.
El 18 de julio de ese mismo año, antes de la cirugía programada para su brazo, la doctora Durán acudió al Colegio Belén y habló con Sor María San Luis, quien le aseguró que la Madre Carmen la sanaría. Mientras se encontraba en la capilla, frente al retrato de la Madre Carmen, un rayo de luz emergió del cuadro, iluminó su cuarto y alcanzó su hombro. Al despertar, descubrió que su brazo estaba completamente recuperado.
La religiosa nació sin su brazo izquierdo, «resulta curioso que el milagro reconocido para su beatificación fuera precisamente la curación del brazo enfermo de una médico que había recibido una descarga eléctrica excesivamente potente durante una operación», dice su biografía.
El segundo milagro reconocido para su canonización fue una curación extraordinaria atribuida a su intercesión, ocurrida en 2015, cuando una mujer fue diagnosticada con hidrocefalia triventricular idiopática. El 31 de marzo, el papa Francisco anunció la canonización de la madre Carmen Rendiles, primera santa venezolana. AC
