La Universidad Fermín Toro acaba de darle un reconocimiento a Macario González por sus 25 años como profesor en esta institución. En el Movimiento DECODE queremos sumamos a los homenajes que se le hacen a este singular político, conocido universalmente por su cordialidad y buen humor.
UN DISCURSO OPORTUNO
Y queremos hacerle reconocimiento a una condición muy especial que es una de sus virtudes como hombre público, su compromiso con la paz y la legalidad, por ello reproducimos parte de un discurso que pronuncio siendo Alcalde en un aniversario de la ciudad de Barquisimeto. “Acudo hoy a esta habitual y entrañable tribuna municipal para corresponder al honor que me han hecho los ilustres concejales de Iribarren al designarme Orador de Orden en la fecha más afectiva para todos nosotros, El Día de la Ciudad, el Día de Barquisimeto. Desde su fundación en l552 esta generosa y hospitalaria ciudad ha sido el sitio de encuentros más importante del país , aquí convergen montañas, ríos ,caminos y personas de todas partes por eso de alguna manera somos los grandes anfitriones de Venezuela y esta conducta data de los propios tiempos coloniales como bien se puede deducir de un escrito de Nicolás Federmann fechado en 1530 que dice…”En todos estos pueblos y aldeas de esta provincia de Variquicemeto nos dieron muestras de buena amistad y nos hicieron regalos sin obligarles a ello.» esta condición natural del barquisimetano , conferida sin duda alguna por factores telúricos puede ser el motivo de nuestras especial disposición para tenderle la mano al visitante o al extraño ,virtud está bien importante cuando vemos como a nivel mundial se libran guerras que tienen su raíz en la xenofobia En Barquisimeto tenemos raíces para la paz , la armonía y esto nos compromete a ser los abanderados de la tolerancia y los cambios sin violencia .Para corresponder al gesto hermoso que han tenido mis amigos los concejales de concederme el honor de ocupar esta honorable tribuna de oradores debo decir que el primer impulso que uno tiene como Alcalde es presentar desde aquí un balance detallado sobre una gestión que nos satisface y que está sembrada en el sentimiento de la calle ,en el sentimiento de la gente , pero en atención al honor personal que se me hace voy a hablarles de un sueño , un sueño igual al que tuvo hace ya varios años el gran mártir de Atlanta y uno de los personajes más amados de este siglo , Martín Luther King.
Si señores, yo también tengo un sueño, lo he tenido desde muy niño cuando de mi padre y mi madre aprendí que la solidaridad es la primera lógica que tiene la vida, mi familia y mis amigos fueron el primer puente que me dio la existencia para cruzar las fronteras del conformismo hacia el mundo de lo posible, hacia los espacios abiertos de la imaginación. Desde muy temprano en Río Claro se me encendió la emoción por hacer de los sueños una realidad cercana y disfrutable. Un día mi hermano mayor, Delfin se marcho de casa a buscar el sueño de la igualdad, murió en el intento pero nos dejo a todos un ejemplo, Hay que ser valientes para reclamar la paz cuando las entrañas crujen de dolor por una perdida, ganada por la violencia, pero ese es el camino que reclama la patria, un cambio importante en la gobernabilidad pero dentro de los caminos de la armonía y el entendimiento ciudadano.
Esta ha sido mi conducta permanente desde mis primeros sueños en Río Claro, he sido firme en contra de la desigualdad y la injusticia pero al mismo tiempo intensamente acoplado a la legalidad y la indispensable tolerancia cívica que requiere todo proceso social de avanzada.
Amigos, yo en Mérida, cuando la violencia encrespaba los ánimos y el mundo convulsionaba desde las calles de París hasta los barrios de San Francisco, pasando por supuesto por los caminos flamígeros de nuestra Latinoamérica sometida, allí en Mérida yo soñaba con cambiar a Venezuela sin necesidad de lágrimas y muertos, encaramado en una tribuna, montado en el techo de un autobús, desafiando piedras, disparos, odios y volcanes espirituales, yo mantenía el llamado a la concordia, no a la resignación arrodillada de un pueblo ni la sumisión de la dignidad ante el poder atropellante, yo pedía la concordia en nombre de la justicia, de la igualdad y de la dignidad humana y todos estos valores siempre tienen que estar de pie y hay que defenderlos con coraje, en esos momentos defendíamos nuestros sueños de manera enérgica y comprometida pero siempre cuidando de no desviar nuestras emociones por el atajo de la agresión y la venganza.
Muchas veces inmerso en reflexiones profundas sobre los años turbulentos que me ha tocado vivir pienso que este constante correr hacia adelante en busca de un destino promisorio es como una especie de rueda sin fin que permanentemente nos retrocede al punto de partida, pero debo confesar que siento en las protestas de la calle un fermento de acritud que nunca antes vi en los tiempos de encrucijadas políticas que liderizamos como dirigentes juveniles, aquellos eran momentos de dolor y de combate pero había una gran confianza en el país, todos, amigos y adversarios, luchábamos por una patria que aspirábamos entera y vigorosa, hoy en día la protesta parece estar hermanada con el desengaño el descreimiento institucional y la desesperanza.
Yo tengo el sueño de que toda esta situación cambiara a partir del reencuentro que está produciéndose de una manera espontanea entre la gente, el pueblo nos está señalando un camino de cambio y las señales indican que aspira un cambio profundo, pero yo sueño además que no tengamos que pagar un precio lacerante que cobre en lagrimas los años del olvido…”
LA
