El organismo de Naciones Unidas ajustó sus estimaciones para la región para este año y el próximo, alertando como consecuencia la persistencia de elevados niveles de informalidad y grandes brechas de género
Latinoamérica aún enfrenta una situación de debilidad económica que será una prueba para los gobiernos el próximo año. Según un informe presentado este jueves por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la región continuará su “senda de bajo crecimiento” para 2024.
El reporte, Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2023, el último presentado este año por el organismo de Naciones Unidas, estima que el Producto Interno Bruto (PIB) anual aumente un 2,2% para el cierre de 2023 –una cifra mayor al 0,6% por Cepal en septiembre–, pero se desacelere en 1,9% para 2024.
José Manuel Salazar-Xirinachs, el secretario ejecutivo de la Cepal, advierte de que el bajo desempeño de la actividad regional incidirá en “la persistencia de elevados niveles de informalidad, grandes brechas de género, y otros efectos en el mercado de trabajo”.
Las perspectivas se conocen en un momento en que los países enfrentan limitados espacios de políticas fiscal y monetaria y un contexto internacional adverso, marcado por un reducido crecimiento, una baja dinámica del comercio de bienes, y un aumento sostenido –y posiblemente permanente– de los costos financieros, ha dicho Daniel Titelman, director de la división de Desarrollo Económico de Cepal, en conferencia de prensa.
El balance preliminar confirma un retroceso del PIB per cápita regional debido a una fuerte contracción derivada de la pandemia de Covid-19. Aunque el indicador se mantenía estancado desde 2015, la crisis económica ha profundizado la caída. De acuerdo con lo pronosticado en el documento de Cepal, en 2023 el PIB per cápita será igual al de hace una década.
Pese al panorama, el organismo con sede en Santiago de Chile ha aclarado que la situación de Latinoamérica no sólo obedece a un “problema coyuntural”, sino que es el reflejo de la caída experimentada en la tasa de crecimiento tendencial del PIB regional. Salazar- Xirinachs afirma que, “desafortunadamente” el desempeño de Latinoamérica para este y el próximo año ya no es “principalmente atribuible a las consecuencias de la pandemia”, sino que se trata de un “síndrome” de poco crecimiento en la región que se observa desde un periodo más largo.
El ejecutivo considera que “es necesario escalar las políticas de desarrollo productivo con una mirada en sectores estratégicos dinamizadores”, al mismo tiempo que “impulsar políticas para promover la inversión pública y privada, y adecuar el marco de financiamiento para potenciar la movilización de recursos”.
Aunque se prevé un menor crecimiento anual en todas las subregiones para 2023, el reporte resalta la heterogeneidad entre los países de América Latina y el Caribe. Mientras se espera una caída del PIB de Argentina (-2,5%) y de Haití (-1,8%) este año, el resto de las economías mostrará un alza moderada: Bolivia (2,2%), Brasil (3%), Chile (0,1%), Colombia (0,9%), Ecuador (1,9%), Paraguay (4,5%), Perú (0,3%), Uruguay (1%), Venezuela (3%) y México (3,6%), entre otras naciones.
Además, las alicaídas economías están mostrando una desaceleración en su capacidad para crear puestos laborales. Se estima que el número de ocupados ascienda a un 1,4% este año, una disminución de 4 puntos porcentuales en relación con el 5,4% registrado en 2022.
La menor creación de empleo se prolongará el próximo año, según el documento presentado por Cepal. Y agrega: “La dinámica que han mostrado los mercados laborales en el primer semestre de 2023, así como las estimaciones para el resto del año y el próximo, anticipan que persistirán amplias brechas de género en indicadores como la tasa de desocupación y la participación, aunque estas han venido reduciéndose”.