Durante mucho tiempo, especialmente durante la segunda mitad del siglo veinte, es decir, desde el año 1950 –e incluso pudiera decirse que desde el año 1940– al año 2000, Barquisimeto fue siempre una ciudad bastante bien conformada, urbanísticamente hablando.
Y, dentro de esa apreciada conformación urbanística, quienes vivimos buena parte de esos años en esta todavía acogedora capital larense recordamos que sus calles siempre se mantenían en buenas condiciones.
Y hablamos de los dos componentes de lo que significa el término “calle”, vale decir las aceras y la calzada, o pavimento, como también se le llama.
Por cierto que recordamos que muchas de las calles barquisimetanas, es decir, las calzadas –o el pavimento–, y sobre todo durante la época de la satrapía de Marcos Pérez Jiménez, éstas fueron construidas de concreto, o de cemento, para mejor decirlo.
Incluso, todavía, en varias arterias viales barquisimetanas, quedan algunos tramos construidos con ese componente, y, si mal no recordamos, la carrera 15, desde el Parque Ayacucho hacia el oeste, es un recuerdo tal vez nostálgico de ello.
Pues bien, en los últimos años, bien sea por desidia o por vencimiento del tiempo de vida de ese pavimento, los huecos han invadido nuestras calles.
Ciertamente, la Alcaldía del Municipio Iribarren anunció –y lo está poniendo en práctica—un plan de reparación de huecos en nuestras calles, algo que nos parece bastante positivo.
Sin embargo, todavía se mantienen algunas “troneras” de huecos en ciertos puntos concretos de algunas calles de la ciudad, entre los cuales podemos citar:
En la avenida Vargas con la carrera 23, hay varios huecos, acompañados de aguas negras por una cloaca rota allí también existente.
En la misma avenida Vargas con avenida Venezuela, hay una especie de seguidilla de huecos, y en esa misma confluencia vial, algún despacho público hizo un hueco, y lo rellenó luego, pero el trabajo quedó inconcluso porque finalmente no le echaron la debida capa asfáltica.
En la Avenida Carabobo, desde la Avenida Libertador hasta la carrera 28, se aprecia otra seguidilla de huecos en la calzada.
Y qué decir del hueco de gigantescas proporciones que quedó en la carrera 21 con la calle 26, dejado allí por Hidrolara, y que, luego de un año exacto de su “aparición”, todavía no ha sido reparado.
Ojalá, pues, que estos huecos, y muchos otros más, sean finalmente reparados, para alivio de los miles de conductores de vehículos en Barquisimeto, e incluso de muchas personas, peatones especialmente.
Reinaldo Gómez