La granola es uno de esos alimentos que parecen saludables, pero muchas veces las versiones comerciales están llenas de azúcares añadidos, aceites refinados y conservantes. Prepararla en casa no solo es más económico, sino también una forma de asegurarte de que cada ingrediente sea de calidad y adaptado a tus gustos.
Hacer tu propia granola es más fácil de lo que imaginas, con una base simple de avena y algunos ingredientes adicionales como frutos secos, semillas y endulzantes naturales, puedes crear una mezcla personalizada que sirva tanto para desayunos como snacks saludables durante el día.
Ingredientes básicos y preparación
La base de toda granola son los copos de avena, preferiblemente enteros o integrales. A partir de ahí, puedes añadir nueces, almendras, semillas de girasol o chía, coco rallado, canela y lo que más te guste. Para endulzar, elige opciones naturales como miel, sirope de agave o dátiles triturados.
Una vez tengas tu mezcla, colócala en una bandeja de horno con papel vegetal. Extiende bien para que se cocine de manera uniforme.
Hornea a 160 °C (320 °F) durante unos 25 a 30 minutos, removiendo cada 10 minutos para evitar que se queme o quede cruda en algunas partes.
Al sacar del horno, deja enfriar completamente antes de guardarla. En este momento puedes añadir frutas deshidratadas como pasas, arándanos o mango seco, que no deben hornearse para evitar que se endurezcan o se quemen.
¿Cómo conservarla?
Guarda la granola casera en un frasco de vidrio hermético, lejos del calor y la humedad. Así te durará hasta tres semanas con su textura crujiente intacta. Puedes usarla como topping de yogur, con leche vegetal, sobre frutas frescas o incluso como base de barras energéticas caseras.
Otra ventaja es que puedes hacer pequeñas tandas para probar diferentes sabores: una con cacao, otra con manzana deshidratada y canela, o una más tropical con coco y piña seca. Las posibilidades son infinitas, y tú tienes el control de cada ingrediente. S
