El Liverpool sigue extraviado, y cayó goleado por 4-1 en Anfield, por PSV Eindhoven, en la quinta fecha de la fase de liga de la UEFA Champions League 2025-2026, describe el portal “ESPN”.
El encuentro comenzó muy intenso, friccionado, pero con acercamientos de ambos equipos al área rival.
No obstante, todo cambió a los 5 minutos, porque el neerlandés Virgil Van Dijk cometió el que tal vez sea el penal más insólito de su carrera.
Tras un centro desde la izquierda, levantó su brazo derecho y -de forma inexplicable- le pegó un puñetazo a la pelota.
Enseguida, adujo que lo habían agarrado en el salto, pero se trató de una acción normal de juego que de ninguna forma justificaba el manotazo al balón.
El croata Iván Perisic se hizo cargo del disparo desde los 12 pasos, y no falló, abriendo el marcador del encuentro.
El conjunto inglés parecía entrar otra vez en la dinámica negativa que viene desde hace meses, sobre todo en la Premier League.
Sin embargo, iba a poder cortar con eso rápidamente.
Porque, a los 16, el argentino Alexis Mac Allister clarificó una jugada habilitando sobre la izquierda al neerlandés Cody Gapko, que, a pura gambeta, se metió en el área y sacó un fuerte remate.
El arquero de PSV, el checo Matej Kovar, logró tapar el disparo, pero no pudo evitar dar un rebote hacia el medio, que le cayó en los pies al húngaro Dominik Szoboszlai, quien, lejos de sorprenderse, definió con calma y la envió al fondo de la red.
El segundo tiempo asomaba promisorio para el conjunto británico, que había terminado algo mejor la primera parte.
Fue todo lo contrario.
No salieron concentrados los Reds. Porque disfrutaban de la posesión ,pero no lastimaban a PSV, que esperaba agazapado, aunque sin meterse demasiado atrás.
El equipo neerlandés hizo su negocio, y tuvo rápidos rendimientos.
A los 11 del complemento, en una jugada que parecía irrelevante, Konaté reaccionó muy lento, no despejó cuando correspondía, y Mauro Junior aprovechó para robar la pelota y encarar hacia el arco.
Después de un enganche hacia el medio, remató al primer palo y la pelota pegó en el poste. Le quedó a Guus Til que venía solo por la izquierda, y, frente a frente con el portero, no dudó, y definió cruzado.
Se terminó de desordenar el equipo inglés, volvió a sus fantasmas de los últimos meses, y quedó a merced de la visita, que tuvo entre sus virtudes la de no conformarse con el 2-1.
Lo vio desorientado, al cuadro rojo, y fue por más.
Llegó el doblete del marroquí Couhaib Driouech -el segundo, un verdadero golazo- para sentenciar el pleito, darle a su equipo una goleada histórica y dejar a Liverpool al borde del precipicio (RG).
