La vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez, lanzó este viernes una contundente crítica hacia el presidente Gustavo Petro, manifestando sentir que, como afrodescendiente, fue utilizada para que él alcanzara el poder. Sus declaraciones resuenan en el panorama político colombiano, abriendo un debate sobre la inclusión y el reconocimiento dentro del gobierno.
«Somos útiles para ganar elecciones, pero no para gobernar», aseveró Márquez, visiblemente molesta. «Se nos quiere en la foto, pero no en la toma de decisiones; se nos quiere como símbolo, pero no como un pueblo con voz; se nos quiere obedientes, sino obedecemos viene el castigo: la violencia política, la cancelación y la deshumanización». Estas palabras reflejan una profunda frustración con el rol que percibe dentro de la administración actual.
La vicepresidenta continuó su crítica con una retrospectiva agridulce: «Esta historia empezó con una celebración. El día que ganamos la segunda vuelta se nos permitió la presencia, pero no se nos reconoció. Hace algunos años fue la voz que recorrió el país, fue la cara de la esperanza… Pero pronto pasé de ser la heroína a la traidora». Además, señaló que la narrativa de la esclavitud no ha desaparecido y que ahora, al guardar prudencia, es acusada de complicidad.
Para Márquez, este no es un tema personal, sino estructural. Su crítica apunta a una problemática más profunda sobre el verdadero poder y participación de las comunidades afrodescendientes en el ejercicio del gobierno, más allá de su papel en campañas electorales. Sus declaraciones abren un importante interrogante sobre las dinámicas internas del oficialismo y el cumplimiento de las promesas de inclusión.
