El Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC), el histórico acuerdo nuclear firmado por Irán y las principales potencias mundiales en 2015, ha recibido su golpe de gracia formal con la expiración de su periodo de vigencia de diez años, según lo estipulado por la Resolución 2231 de la ONU. El Gobierno iraní ha notificado a las Naciones Unidas que da por «definitivamente expirado y terminado» el pacto, que en su momento prometía a la república islámica acceso a los mercados internacionales a cambio de limitar y despejar dudas sobre su programa nuclear.
El acuerdo ya era considerado «papel mojado» desde la retirada unilateral ordenada por la administración de Donald Trump en 2018. Sin embargo, los últimos meses han acentuado la crisis de forma irreversible, especialmente con el estallido de la guerra entre Irán e Israel. Las tensiones escalaron en junio, cuando Irán acusó a la agencia nuclear de la ONU (OIEA) de «oscurecer la verdad» con un «informe sesgado,» que fue seguido por una ofensiva de Israel y una serie de bombardeos de Estados Unidos contra instalaciones nucleares iraníes clave.
En la carta enviada al secretario general de la ONU, António Guterres, el ministro de Exteriores iraní, Abbas Araqchi, ha condenado las acciones de sus contrapartes. Irán acusa a Estados Unidos de retirarse unilateralmente y reimponer sanciones ilegales, mientras que a la parte europea (E3) le reprocha no solo incumplir sus propios compromisos, sino imponer sanciones adicionales. Irán sostiene haber cumplido plenamente con los términos del acuerdo, a diferencia de los otros firmantes.
Con la expiración formal de la Resolución 2231 de la ONU que sustentaba el pacto, Teherán declara que cualquier sanción futura amparada en dicha resolución carece de «efecto jurídico.» Este anuncio formaliza el colapso de la diplomacia nuclear y eleva la tensión en Oriente Medio, cerrando un capítulo de diez años de un acuerdo que, a pesar de sus intenciones, fue incapaz de sobrevivir a las turbulencias geopolíticas y las decisiones unilaterales.
