El Mando Central de EE. UU. (CENTCOM) ejecutó este viernes una operación a gran escala contra infraestructura y depósitos de armas de Estado Islámico en Siria. La ofensiva es una respuesta directa al ataque del pasado fin de semana en Palmira, donde perdieron la vida dos militares de la Guardia Nacional de Iowa y un intérprete civil estadounidense.
La operación, denominada «Ataque Ojo de Halcón», ha sido descrita por el secretario de Defensa, Pete Hegseth, como una «declaración de venganza» más que el inicio de una guerra. Hegseth fue enfático al advertir que bajo la administración de Donald Trump, cualquier agresión contra ciudadanos estadounidenses resultará en una persecución implacable sin importar el lugar del mundo donde se encuentren.
Por su parte, el presidente Donald Trump lamentó la pérdida de los tres «grandes patriotas» y calificó el incidente como un ataque salvaje en una zona que no está bajo el control total de las autoridades sirias. El mandatario reafirmó el compromiso de su gobierno de no ceder en la defensa del pueblo estadounidense frente a las amenazas del grupo yihadista.
Este contraataque busca desarticular las capacidades logísticas de los terroristas en el centro de Siria, donde las tropas estadounidenses operaban en apoyo a misiones antiterroristas. Con esta acción, Washington envía un mensaje de fuerza y determinación, asegurando que continuarán persiguiendo a sus enemigos para evitar nuevas bajas aliadas.
