El Departamento de Estado de Estados Unidos ha anunciado la suspensión inmediata de la emisión de visados para cualquier persona que posea un pasaporte de Afganistán. Esta drástica medida de seguridad se toma como respuesta al reciente ataque con disparos cerca de la Casa Blanca, supuestamente perpetrado por un ciudadano afgano, que resultó en la trágica muerte de una agente de la Guardia Nacional. La institución afirmó en su cuenta de X que está tomando todas las medidas necesarias para «proteger la seguridad nacional y la seguridad pública» del país.
El secretario de Estado, Marco Rubio, subrayó la gravedad de la situación, indicando que proteger a la nación y a su pueblo es la máxima prioridad. Por su parte, el presidente Trump rápidamente vinculó este incidente a la política migratoria, asegurando que el agresor afgano fue «traído por la anterior administración» (la de Joe Biden) tras la retirada de las tropas de Afganistán y la llegada de los talibanes. El presidente denunció la entrada de estas personas, afirmando: «En su mayor parte, no los queremos. Entran ilegalmente».
A raíz de este suceso, el inquilino de la Casa Blanca ha intensificado sus planes y ha expresado su intención de «pausar permanentemente» la inmigración procedente de «todos los países del tercer mundo». Este ambicioso plan migratorio incluirá la eliminación de «millones de admisiones ilegales» que, según él, se produjeron durante el mandato de su predecesor, en un intento por revertir completamente el statu quo.
El presidente Trump fue enfático al declarar que solo la «migración inversa puede remediar por completo esta situación». En una publicación posterior, definió esta «situación» como una «disfunción social» provocada, a su juicio, por la carga de refugiados y la población migrante, cuyas cifras serían «mucho mayor» que las oficiales. La suspensión de visados es un paso inmediato que refleja esta postura política.
