El gobierno del presidente estadounidense Donald Trump afirmó este martes 12 de agosto, que no hubo «abusos significativos de derechos humanos» en 2024 en El Salvador, pese a que los migrantes expulsados por Washington a ese país denunciaron palizas y tratos degradantes.
En un informe anual sobre los derechos humanos adaptado por el gobierno para ajustarlo a las prioridades en política exterior de Trump, Washington se muestra muy indulgente con El Salvador.
El presidente salvadoreño Nayib Bukele es un gran aliado de Trump en su lucha contra la inmigración ilegal, sobre todo desde que se prestó a encarcelar a migrantes deportados por Estados Unidos a cambio de dinero.
«No hubo informes creíbles de abusos significativos de los derechos humanos» en el país, afirma el Departamento de Estado.
«Los informes de violencia de pandillas se mantuvieron en un mínimo histórico bajo el estado de excepción» gracias a las «detenciones masivas», añade.
Según Washington, el gobierno salvadoreño tomó medidas «para identificar y castigar a los funcionarios que cometieron abusos de los derechos humanos».
Denuncias de ONG’s
Este panorama apologético contrasta con las denuncias de las ONG’s y de los migrantes detenidos en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) de El Salvador, adonde Trump expulsó en marzo a más de 250 venezolanos a los que acusó de pertenecer a la pandilla Tren de Aragua, antes de que fueran liberados como parte de un canje.
Una vez en libertad, varios de estos migrantes contaron a la AFP haber vivido un infierno con palizas constantes, comida podrida y celdas de castigo diminutas.
Además, en un informe de julio de 2024, Human Rights Watch documentó violaciones de los derechos humanos contra niños en el Salvador.
Otra ONG, Socorro Jurídico Humanitario, denunció incluso ante la Corte Penal Internacional (CPI) casos de torturas, desapariciones de personas y muertes de presos en este país bajo el régimen de excepción invocado por Bukele como parte de su «guerra» contra las pandillas. GC
AFP
