Este viernes 25 de abril ha sido un día lleno de mucha tensión en la previa de la gran final de la Copa del Rey en España, entre el FC Barcelona y Real Madrid, señala el portal “Meridiano”.
Incluso, las alarmas se encendieron cuando en los medios españoles se corrió la voz de que los merengues contemplaban no jugar el partido, tras las declaraciones de los árbitros Ricardo de Burgos Bengoetxea y González Fuertes, quienes cuestionaron un video compartido en Real Madrid TV que dejaba entrever falta de imparcialidad de los colegiados.
Ese episodio dio mucho de qué hablar, hasta las apariciones de distintos comunicados del cuadro blanco. Así como distintos reportes que apuntaban a que los de Valdebebas solicitaban un cambio de la terna arbitral.
Lo cierto es que ese pico de incertidumbre se redujo cuando el propio club merengue confirmó su presencia en el partido de este sábado 26.
Y ese movimiento, más allá de garantizar uno de los eventos más esperados del mes, también permitió que al club se le quitaran de encima las posibles y tristes consecuencias que hubiese recibido de seguir con la idea de no presentarse al compromiso.
¿Cuáles eran esos posibles castigos?
El cuadro de la capital de España puso en la mesa esa posibilidad, y sus propios movimientos hicieron creíble esa versión.
Es que el solo hecho de no presentarse a ninguno de los actos oficiales previos de este mismo viernes 25, programados por la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), era un mensaje claro.
Ahora, quizá el sentido común prevaleció en la entidad al momento de contemplar las consecuencias de una decisión como ésa.
En primera instancia, esto iba a significar la eliminación inmediata de la competición, según como lo contempla el artículo 77 del Reglamento General de la RFEF, que expresa que: «Se considerará perdida para el incomparecido o retirado de la fase de que se trate».
Un escenario que abría sorpresivamente la puerta a la Real Sociedad por lo otro que menciona el texto: «Si se produjese en el partido final, éste se disputará entre el otro finalista y el que fue eliminado por el infractor».
Pero ahí no iba a terminar todo, porque las consecuencias iban a más, al ser retirado de la siguiente edición del torneo junto a una multa económica entre los 3.006 y 12.021 euros.
Sobre todo, esto último marcaba algo más profundo que el pago de esa cifra, como las pérdidas de dinero a la entidad por las cantidades que iban a dejar de entrar a las arcas.
A su vez, a todo lo anterior, habría que añadirle hasta posibles demandas de indemnizaciones por daños a terceros (RFEF, Barça, operadoras, patrocinadores), además del daño a la imagen del club, que se acrecentaría.
Afortunadamente, el camino de no jugar la final de Copa del Rey fue descartado, por lo que Barcelona y Real Madrid están programados para protagonizar una nueva edición del clásico, llena de emociones (RG).