La televisión musical está a punto de perder su latido. MTV, el canal que enseñó a una generación entera que la música también se miraba, anunció el cierre de todos sus canales musicales en Europa, Asia, América Latina y Australia a partir del 31 de diciembre de este año. Marcas icónicas como MTV 80s, MTV 90s, Club MTV, MTV Music y MTV Live HD quedarán en silencio, marcando el final de una era que empezó con un videoclip y terminó en un clic.
Para muchos, la noticia suena como el último acorde de una canción que no queríamos que acabara. MTV fue una ventana cultural que conectó Caracas con Buenos Aires, Madrid, Londres y Tokio. Fue allí donde vimos a Michael Jackson romper la gravedad con su moonwalk, a Madonna desafiar los códigos de los 80 y a Nirvana prenderle fuego a los 90. En Venezuela, más de un joven se quedó frente al televisor, entre cortes de luz o lluvias torrenciales, esperando el estreno de un nuevo video o un Unplugged que luego se comentaba en el colegio o en la universidad.
El cierre, confirmado por medios como la BBC y The Sun, responde a una reestructuración tras la fusión de Skydance Media y Paramount Global, que dio origen a Paramount Skydance Corporation. La nueva compañía apostará por el streaming con plataformas como Paramount+ y Pluto TV, recortando 500 millones de dólares en operaciones lineales. En Europa, la medida ya afecta a España, donde MTV desapareció de Vodafone en agosto; y en Latinoamérica, el golpe es doble: MTV Latinoamérica nació en 1993 con VJs como Arturo Hernández y Ruth Infarinato, marcando una época de oro para la música en español.
Los recuerdos se mezclan con la melancolía: el Unplugged de Soda Stereo, la energía de Juanes en los VMA Latinos, las coreografías imposibles de Britney Spears o el debut de Shakira con su guitarra roja. En los 2000, la cadena comenzó su transformación hacia los reality shows —de The Osbournes a Jersey Shore— y en 2011 eliminó “Music Television” de su logo. Hoy, más que un cambio, esto suena a despedida definitiva.
En Caracas, MTV era el telón de fondo de una generación que creció soñando en estéreo. Muchos aún recuerdan cómo, en una época sin redes sociales, un videoclip podía unir a todo un continente en una conversación compartida.
El MTV principal seguirá al aire con contenido juvenil, pero sin los canales musicales, el alma de la marca parece disolverse en la era del algoritmo. Tal vez por eso esta despedida duele más: porque MTV no solo transmitía música, sino la emoción de descubrirla juntos.
El 31 de diciembre, cuando las pantallas se apaguen, quedará el eco de su legado: una generación que aprendió a mirar la música y a vivirla en comunidad. En tiempos de playlists personalizadas y consumo individual, decir adiós a MTV es, de algún modo, despedirnos de nosotros mismos.
Y aunque el streaming gane la batalla, aún habrá quien, desde una vieja habitación en Caracas o Barcelona, tararee aquel eslogan inmortal: I want my MTV.
