La Corte Suprema de Estados Unidos revocó el viernes las protecciones constitucionales para el aborto que estuvieron vigentes durante casi 50 años. La decisión de la mayoría conservadora del tribunal anuló el fallo del caso Roe vs. Wade y se presume que conduzca a la prohibición del aborto en aproximadamente la mitad de los estados del país.
El fallo del viernes, impensable hace apenas unos años, fue la culminación de décadas de esfuerzos por parte de los opositores al aborto, y fue posible gracias a una envalentonada ala derecha en el máximo tribunal que se vio fortificada por tres jueces nominados por el entonces presidente Donald Trump.
Ambas partes predijeron que la lucha sobre el aborto continuaría, en las capitales de los estados, en Washington y en las urnas. El juez Clarence Thomas, que fue parte de la mayoría del viernes, instó a sus colegas a anular otros fallos del alto tribunal que protegen el matrimonio entre personas del mismo sexo, el sexo gay y el uso de anticonceptivos.
Las mujeres embarazadas que se plantean abortar ya se enfrentan a una prohibición casi total en Oklahoma y a una prohibición después de seis semanas de gestación en Texas. Las clínicas de al menos otros dos estados, Wisconsin y Virginia Occidental, dejaron de realizar abortos tras la decisión del viernes.
Los opositores al aborto celebraron el fallo, pero los partidarios del derecho al aborto, incluido el presidente Joe Biden, expresaron su consternación y prometieron luchar para restaurar los derechos.
“Es un día triste para el tribunal y para el país”, manifestó Biden desde la Casa Blanca. Instó a los votantes a convertir el tema en una cuestión definitoria en las elecciones de noviembre. “Esta decisión no debe ser la última palabra», dijo.
Marjorie Dannenfelser, presidenta de SBA Pro-Life America, coincidió en que hay mucho en juego a nivel político.
“Hoy comienza un movimiento provida totalmente nuevo. Estamos preparados para pasar a la ofensiva en favor de la vida en cada uno de esos órganos legislativos, en cada cámara estatal y en la Casa Blanca”, dijo Dannenfelser en un comunicado.
El fallo se produjo más de un mes después de la sorprendente filtración de un borrador de opinión del juez Samuel Alito que indicaba que el tribunal estaba preparado para dar este paso trascendental.
Esto pone al tribunal en discrepancia con la mayoría de los estadounidenses que estaban a favor de preservar Roe, según las encuestas de opinión.
Alito, en la opinión final emitida el viernes, escribió que Roe y Planned Parenthood vs. Casey, la decisión de 1992 que ratificó el derecho al aborto, eran erróneas y debían ser anuladas.
“Por lo tanto, sostenemos que la Constitución no confiere un derecho al aborto. Roe y Casey deben ser anulados, y la autoridad para regular el aborto debe ser devuelta al pueblo y a sus representantes electos”, escribió Alito, en una opinión muy similar al borrador filtrado.
Sumándose a Alito estuvieron Thomas y los jueces Neil Gorsuch, Brett Kavanaugh y Amy Coney Barrett. Estos tres últimos jueces fueron nominados por Trump. Thomas votó por primera vez para anular Roe hace 30 años.
Cuatro jueces habrían dejado vigentes Roe y Casey.
La votación fue de 6-3 para ratificar la ley de Mississippi, pero el presidente de la Corte Suprema, John Roberts, no se alineó a sus colegas conservadores para anular Roe. Escribió que no había necesidad de anular los amplios precedentes para fallar a favor de Mississippi.
Los jueces Stephen Breyer, Sonia Sotomayor y Elena Kagan —el ala liberal del tribunal— se mostraron en desacuerdo.
“Con dolor —por este Tribunal, pero más, por los muchos millones de mujeres estadounidenses que hoy han perdido una protección constitucional fundamental— disentimos”, escribieron, advirtiendo que los opositores al aborto podrían ahora ir en pos de una prohibición a nivel nacional “desde el momento de la concepción y sin excepciones por violación o incesto”.
Se prevé que el fallo afecte de forma desproporcionada a las mujeres de las minorías, que ya tienen un acceso limitado a la atención médica, según las estadísticas analizadas por The Associated Press.
El secretario de Justicia, Merrick Garland, dijo en un comunicado que el Departamento de Justicia protegerá a los proveedores y a quienes busquen abortar en los estados donde es legal y también “trabajará con otras ramas del gobierno federal que pretendan usar sus autoridades legales para proteger y preservar el acceso a la atención reproductiva”.
En particular, Garland dijo que la Administración de Alimentos y Medicamentos ha aprobado el uso de la mifepristona para los abortos con medicamentos.
Más del 90% de los abortos tienen lugar en las primeras 13 semanas de embarazo, y más de la mitad se realizan ahora con pastillas, no con cirugía, según el Instituto Guttmacher, un grupo de investigación que apoya el derecho al aborto.
La única clínica de abortos de Mississippi, que fue el centro del caso del viernes, seguía atendiendo a pacientes el viernes. En el exterior, unos hombres utilizaban un megáfono para decir a las personas que estaban dentro que arderían en el infierno. Los escoltas de la clínica, que llevaban chalecos de colores, utilizaron grandes altavoces para hacer sonar la canción “I Won’t Back Down” de Tom Petty ante los manifestantes.
Mississippi es uno de 13 estados, principalmente en el sur y el centro norte de Estados Unidos, que ya tienen leyes para prohibir el aborto en caso de que Roe fuera anulado. Otra media docena de estados tienen prohibiciones casi totales o prohibiciones después de las seis semanas de gestación, antes de que muchas mujeres siquiera sepan que están embarazadas.
En aproximadamente otra media docena de estados, la lucha se centrará en las prohibiciones al aborto latentes que se promulgaron antes de la decisión de Roe en 1973 o en las nuevas propuestas para limitar drásticamente cuándo se pueden realizar los abortos, según Guttmacher.
En Virginia Occidental y Wisconsin, donde las clínicas interrumpieron los abortos, existen prohibiciones que datan del siglo XIX.
Encuestas de opinión pública revelan que la mayoría de los estadounidenses se oponen a la anulación de Roe y a que la cuestión de permitir el aborto quede totalmente en manos de los estados. Los sondeos realizados por The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research y otros han mostrado sistemáticamente que alrededor de 1 de cada 10 estadounidenses quieren que el aborto sea ilegal en todos los casos.
La mayoría está a favor de que el aborto sea legal en todas o en la mayoría de las circunstancias, pero las encuestas indican que muchos también apoyan las restricciones, especialmente en las fases posteriores del embarazo.
En el exterior de la Corte Suprema, una multitud de mujeres, en su mayoría jóvenes, alcanzó los centenares a las pocas horas de la decisión. Algunas gritaban: “La Corte Suprema es ilegítima”, mientras que otras, vestidas con camisetas rojas que decían “La generación provida vota”, celebraban, bailaban y levantaban los brazos.
Fuente: AP