El receptor de los Mets, el venezolano Francisco Alvarez, observaba a lo lejos desde el dugout mientras sus compañeros bateaban en la octava entrada de lo que eventualmente fue una derrota por 8-0 contra los Dodgers el miércoles por la noche en el Citi Field.

Cada vez se hacía más difícil para Álvarez, quien se había ponchado por tercera vez en el mismo número de turnos al bate en el Juego 3 de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional, ignorar los rumores externos que cuestionaban si el manager venezolano Carlos Mendoza debía hacer cambios en la alineación. Álvarez había iniciado la postemporada con 5 hits en 35 turnos (.143), sin extrabases, una carrera impulsada, un boleto y 13 ponches en los primeros 10 juegos de Nueva York desde el noveno puesto de la alineación.

Mendoza, con su capacidad para leer el lenguaje corporal de sus jugadores, llamó a su receptor de 22 años. Después de un breve consejo sobre adelantarse a la recta, Mendoza le ofreció algo aún más valioso: Su voto de confianza.

“No te preocupes por eso”, recordó Álvarez que le dijo Mendoza. “Tienes lo necesario. Vas a jugar mañana”.

“Y me dio confianza. Me dio esa confianza. Me gusta mucho lo que hace en ese momento. Me da mucha confianza. [El miércoles] cuando fui a casa, me sentí muy bien, aunque no tuve un buen juego. Pero me sentí muy bien porque él me dio la confianza. Así que realmente lo aprecio”.

Desde esa conversación motivadora, Álvarez ha bateado de 5-4, con un doble, un bolazo y una carrera impulsada, incluyendo una racha en la que se embasó en cinco veces al plato consecutivas. También registró su primera actuación de tres hits en cuatro meses en la victoria 12-6 del viernes en el Juego 5 para ayudar a los Mets a evitar la eliminación.

Antes del Juego 4, Mendoza explicó que la capacidad de Álvarez para cambiar el resultado de un juego con un solo swing era razón suficiente para mantenerlo. Sus 36 jonrones entre 2023 y 2024 son el octavo número más alto entre los receptores de Grandes Ligas con al menos 750 apariciones al plato.

“Creo que lo más importante fue tratar de mantenerlo simple”, explicó Mendoza. “No tratar de hacer un swing demasiado fuerte, sólo ser corto hacia la pelota, estar a tiempo y básicamente relajarse. Sé que cuando estás pasando por un mal momento, tienes muchas personas diciéndote, ‘Tienes que hacer esto, tienes que hacer aquello’. Especialmente en esta época del año, cuanto más simple, mejor. Eso fue lo que hizo. Sólo tratar de mantenerse corto con la pelota, ver la pelota. Sé que es fácil para mí sentarme aquí y decirlo, pero él también lo está haciendo. Es un muy buen jugador. Lo he estado diciendo, y lo está demostrando ahora mismo. Es una gran parte de este equipo”.

El viernes, Álvarez utilizó todo el terreno y exhibió su fuerza con tres batazo de fuerza (con una velocidad de salida de 95 mph o más).

De esos tres batazos, el hit en la tercera entrada que impulsó al dominicano Starling Marte probablemente fue el más importante. Había llegado al turno habiéndose ido de 6-1 con corredores en posición de anotar y había dejado a 11 hombres en base en la SCLN, incluidos siete en el Juego 2.

Al igual que Mendoza, el veterano Marte le había dado palabras de aliento a Álvarez. El hecho de que Marte, de pocas palabras y que lidera con el ejemplo, aconsejara a Álvarez que «sea feliz» y «juegue su juego» significó mucho para él.

“Creo que la mayor diferencia ha sido su confianza”, dijo Marte. “Es el tipo de jugador al que le puedes decir algo y lo pone en práctica. Y creo que eso es algo bueno que se lleva de estas conversaciones con jugadores jóvenes, que te escuchan y tratan de hacerlo bien. Puede que no sea el primer día. Puede que no sea el segundo. Pero en un par de días, tienden a captar el mensaje. Y nos da alegría a nosotros, los veteranos, poder tener esas conversaciones con los jóvenes, porque sabes que te están escuchando, pero también quieren ser buenos y ayudar al equipo”.

Álvarez admitió que intentaba hacer demasiado y hacía swings grandes en momentos clave. El puertorriqueño Francisco Lindor, otro veterano que le ha brindado apoyo, rápidamente señaló la cantidad de presión que enfrenta el joven receptor.

Álvarez no sólo necesita estudiar a su cuerpo de lanzadores, sino también al de los Dodgers. Debe controlar el juego y ayudar a los brazos de los Mets a navegar por una de las alineaciones más difíciles de las Grandes Ligas.

“Es la única persona que toca la pelota en cada lanzamiento que se hace durante todo el juego”, dijo Lindor. “Así que sólo quiero ayudarlo a mantenerse enfocado. Y va a ser realmente bueno. Ya es bueno. Va a ser realmente bueno. Esta experiencia para él, le va a ayudar a dar el siguiente paso”.

LA/MLB

Foto: MLB

 

 

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