Para algunos demócratas, perder el condado de Miami-Dade, en el sur de Florida, era impensable.
El condado más populoso del estado, un bastión demócrata y hogar de 1,5 millones de hispanos en edad para votar, ha sido el escenario de casi todas las campañas exitosas del Partido Demócrata en Florida en las últimas dos décadas.
Pero en las elecciones intermedias del martes, el Partido Republicano rompió la muralla demócrata en Miami-Dade, causando dudas sobre su capacidad para competir en futuros comicios en el estado — incluyendo la contienda presidencial en el 2024 — mientras los republicanos expanden su coalición de una manera que pudiera ir más allá de Florida.
Con los últimos votos aún por contarse, el gobernador Ron DeSantis y el senador Marco Rubio derrotaron a sus oponentes demócratas por cerca de 20 puntos. En Miami-Dade específicamente, sus victorias pudieran llegar a doble dígito.
DeSantis ganó incluso entre los votantes con educación universitaria y suburbanos, reduciendo lo que era una fuerza demócrata en otras partes.
“Nuestro partido, especialmente aquí en Florida, necesita dar un paso atrás para asegurarse de que esto no pase de nuevo”, dijo el representante electo Maxwell Alejandro Frost, de 25 años, un demócrata de ascendencia negra e hispana. Frost ganó su contienda en el centro de Florida el martes, pero lamentó las victorias republicanas en otras partes del estado.
En contraste, los republicanos de Florida estaban extasiados.
“El Partido Demócrata de Florida se ha desplomado completamente”, dijo Giancarlo Sopo, un estratega republicano. “Esto no fue solamente una ola o un tsunami. Fue un asteroide rojo lo que los golpeó en Florida”.
El éxito republicano en Florida contrasta marcadamente con resultados decepcionantes para los republicanos en otras partes del país el martes. Aunque el conteo de votos no había concluido en varias contiendas clave, la ola roja pronosticada por los líderes del partido no se materializó en la mayoría del país. Algunos de los candidatos seleccionados por el expresidente Donald Trump sufrieron derrotas particularmente amplias.
Trump no respaldó a DeSantis, a quien considera un rival potencial en la elección presidencial de 2024. Días antes de las votaciones, Trump se mofó de DeSantis, llamándolo “Ron DeSanctimonious” (Ron DeSanturrón) y lo excluyó de un mitin político en Florida.
Pero por esta semana, DeSantis tuvo definitivamente la ventaja en la rivalidad.
El New York Post, el diario favorito de Trump, puso a DeSantis el miércoles en su primera plana, con el titular: “DeFUTURE”.
“Pienso que la gente no mira bien la marca de Trump en estos momentos”, comentó David Urban, exasesor de Trump y residente de Florida.
Pero más allá de la rivalidad Trump-DeSantis, la evolución de Florida de estado políticamente fluctuante a un bastión republicano fue asombrosa.
DeSantis ganó el puesto de gobernador hace cuatro años por 32.436 votos de un total de más de 8,2 millones, un margen tan estrecho que requirió un recuento. El miércoles, cuando se contaban los últimos votos, su ventaja excedía 1,5 millones de votos.
El Partido Republicano se ha beneficiado en Florida de un influjo de simpatizantes que se mudaron al estado durante los años de Trump. En los cuatro años desde la victoria previa de DeSantis, los republicanos han borrado una ventaja en el registro de votantes que los demócratas habían tenido durante décadas. Cuando el registro cerró para la elección del 2018, los demócratas tenían una ventaja de 263.269 votos. Al final de septiembre del 2022, la ventaja republicana era de 292.533.
Al mismo tiempo, unas tres cuartas partes de los republicanos de Florida se identifican como simpatizantes del movimiento “Hagamos a Estados Unidos Grande Otra Vez (MAGA por sus siglas en inglés), según una encuesta AP Vote Cast entre más de 3.300 electores en el estado. Esa proporción rebasa considerablemente a la de alrededor de dos tercios de los republicanos que opinan lo mismo a nivel nacional.
Un elemento crucial para esos avances son los votantes latinos.
Más de la mitad de los electores latinos de Florida apoyaron a los republicanos DeSantis y Rubio, según AP VoteCast. Esto supone un giro en comparación con 2020, cuando los electores latinos optaron por Biden y no por Trump.
El voto latino en Florida es más complejo que en otras partes del país porque incluye a cubanoestadounidenses, puertorriqueños y otros hispanos. Los electores de ascendencia cubana, en particular los de mayor edad, se han mantenido fieles al Partido Republicano y seis de cada 10 votaron por Trump en 2020. Este año, DeSantis tuvo el enorme apoyo en las urnas de tres cuartas partes de los votantes cubanos.
Pero a DeSantis le fue relativamente bien entre la mayoría de los diversos bloques de electores.
El gobernador de Florida logró un avance incluso entre el electorado negro, que suele apoyar a los demócratas de manera abrumadora: 18% de los electores de raza negra votaron por los republicanos en Florida. DeSantis obtuvo el apoyo tanto de hombres como de mujeres, así como de votantes de diversas edades. La mayoría de los graduados universitarios y de los electores suburbanos votaron por él. DeSantis y Crist se repartieron a partes casi iguales el voto de los electores moderados.
Lilly DeLisi, una votante puertorriqueña que se identificaba como liberal antes de que Trump lanzara su candidatura en 2015, dijo que ella apoya electoralmente a quien considere que tiene un mejor manejo de la economía en momentos en que el país es afectado por una inflación sin precedentes. Apoyó a DeSantis.
“No tengo que adorar a quien esté a cargo”, dijo DeLisi. “Si mis dólares van a rendir más y no tengo que estirar mi gasolina y mi dinero al límite, votaré por esa persona”.
En efecto, de momento no está claro si el avance republicano entre el electorado latino se debe a un cambio fundamental en Florida o a un difícil entorno político para los demócratas. El triunfo de los republicanos en Florida no se repitió en otros estados, como en Texas, donde no obstante tuvieron resultados optimistas.
Juan Martinez, asesor del colectivo conservador Libre Initiative, dijo que continúa considerando al electorado latino una comunidad indecisa cuyo voto puede tender a cualquier dirección en futuros comicios. Los electores latinos, dijo, necesitan atención todo el año para que reditúen victorias políticas.
“Un día tal vez voten por los republicanos y en las siguientes elecciones por los demócratas”, señaló Martinez. “Olvídense del drama en Washington, D.C., y la división. Quieren soluciones reales”.
A nivel nacional, los demócratas han mostrado poco interés en competir por el voto latino en Florida. Los comités nacionales de campaña ignoraron en gran medida en el último año al estado, uno de los más costosos para hacer campañas.
El estratega demócrata de Florida, Jose Parra, exhortó a su partido a que haga un “examen de conciencia”.
“Necesitan pensar si van a darse por vencidos en Florida para siempre”, afirmó. “Para mí eso sería ridículo debido al hecho de que somos el mayor estado en el país sin tendencia política definida, y el camino hacia la Casa Blanca para los republicanos era imposible sin Florida”.
“En vez de bajar los brazos”, dijo Parra, “deberían hacer una inversión a largo plazo”.
AP