Uno pensaría que a estas alturas ya sabemos casi todo lo que hay que saber sobre el cuerpo humano, pero siempre hay algo más que descubrir, como un nuevo órgano, por ejemplo.
Eso es exactamente lo que hizo un equipo de investigadores de los Países Bajos cuando, en septiembre de 2020, descubrieron que teníamos otro órgano completamente distinto, y lo descubrieron por accidente mientras estudiaban el cáncer de próstata.
Resulta que este órgano oculto estaba delante de nuestras narices todo este tiempo, o más exactamente, justo detrás.
Así es, se encuentra dentro de nuestra cabeza, justo debajo de la cara.
Llegados a este punto, es posible que se pregunte cómo un equipo que estudia el cáncer de próstata acaba descubriendo un órgano en la cabeza humana, teniendo en cuenta que se trata de dos extremos diferentes del cuerpo.
Todo ocurrió después de que los científicos que estudiaban el cáncer realizaran una serie de TAC y PET a pacientes a los que inyectaron glucosa radiactiva que hace que los tumores brillen en los escáneres.
El equipo del Instituto Oncológico de los Países Bajos se dio cuenta de que dos zonas de la cabeza de los pacientes se iluminaban mucho y descubrió que en ellas había un conjunto de glándulas salivales.
Los descubridores bautizaron el órgano como glándulas salivales tubáricas y, para precisar su ubicación, se encuentran detrás de la nariz, en el rincón donde la cavidad nasal se une a la garganta.
En cuanto a la función de este órgano descubierto accidentalmente, se supone que «lubrica y humedece la zona de la garganta situada detrás de la nariz y la boca».
El descubrimiento de las glándulas sorprendió a los científicos y dejó perplejos a los expertos, que se preguntaron cómo habían podido pasar desapercibidas durante tanto tiempo.
El Dr. Wouter Vogel, oncólogo radioterapeuta del Instituto Oncológico de los Países Bajos, afirmó que las razones más probables de que hayan permanecido ocultas tanto tiempo son que se necesitan «imágenes muy sensibles» para detectarlas y que «no son muy accesibles».
Según él: «La gente tiene tres grupos de glándulas salivales grandes, pero ahí no.
«Por lo que sabíamos, las únicas glándulas salivales o mucosas de la nasofaringe son microscópicamente pequeñas, y hasta 1.000 están repartidas uniformemente por toda la mucosa. Así que imagínense nuestra sorpresa cuando encontramos éstas».
El descubrimiento de este órgano podría ayudar a explicar por qué las personas que reciben tratamiento de radioterapia tienden a sufrir sequedad bucal y problemas para tragar después.
Según el Dr. Vogel, una «sola descarga mal dirigida» podría dañar permanentemente el órgano, y el hecho de no saber que existían significaba que «nadie había tratado nunca de salvarlos».
Aunque el descubrimiento fue accidental, los científicos esperan que con el tiempo sus hallazgos ayuden a los pacientes con cáncer a experimentar menos complicaciones tras recibir radioterapia, ya que creen que muchas de las complicaciones que rodean al tratamiento están relacionadas con las glándulas salivales tubáricas.
Ahora que conocen este órgano, el «siguiente paso» es averiguar cómo no dañarlas durante el tratamiento de radioterapia.
Si los expertos consiguen descifrarlo, podría suponer una mejora significativa de la calidad de vida de las personas que necesitan radioterapia.
ENLACE ORIGINAL: Scientists accidentally discovered a new organ in the human body (unilad.com)
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