El ajuste del «ingreso mínimo integral» anunciado por el mandatario nacional Nicolás Maduro, horas antes del 1 de mayo: Día Internacional del Trabajador, sorprendió a los trabajadores del país, quienes esperaban un aumento salarial, luego de tres años congelado.
Esta vez el anuncio lo hizo en una transmisión en cadena nacional por el 14º aniversario de la Gran Misión Vivienda Venezuela, donde dijo que el bono de guerra económica pasaba de 90 a 120 dólares, quedando el de alimentación en 40 dólares para un ingreso total de 160 dólares. El salario mínimo sigue en 130 bolívares.
Para Oscar Meza, director del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM), este ajuste confirma «la desaparición del salario como concepto fundamental desde el punto de vista laboral».
En el caso de los pensionados, aclaró que sólo hubo un aumento de 5 dólares, pues para ellos el bono de guerra subió de 45 a 50 dólares, mientras que la pensión se mantiene en 1,49 dólares.
Urge renovar la Ley del Trabajo
Desde el sector sindical preveían un aumento del ingreso y no del salario, como había proyectado la firma Ecoanalítica, esto dado el contexto inflacionario y la caída de los ingresos en divisas que sufrirá el Estado por la revocatoria de las licencias petroleras a Chevron, Maurel & Prom, Repsol, Eni y Reliance.
Sin embargo, a juicio de Asdrúbal Oliveros, socio-director de Ecoanalítica, el problema fundamental es la concepción de cómo sobre la base a sueldos se construyen las prestaciones sociales.
«Cada incremento de salario tiene una cantidad de factores positivos para los trabajadores, pero también conlleva a un aumento muy significativo en los pasivos laborales», expresó Oliveros en una entrevista ofrecida a Unión Radio el miércoles.
Por esa razón plantea la necesidad de reformar la Ley del Trabajo. «Es la única manera de que volvamos a hablar de aumento de sueldo y no de bonos». ac